Habíamos estado saliendo por tres meses. Aún recuerdo cuando se acercó nervioso a mi y me preguntó si podía tener mi número, que llevaba observándome desde hace varios meses y que le gustaría salir conmigo. Me sorprendió bastante, algunas veces había sentido que me miraba pero simplemente no me lo creía, era un hombre espectacular. Alto, con un poco de músculos (no demasiados), y unos hermosos ojos que rayaban entre miel y verde, cabello negro que mantenía siempre un poco corto. Me encantaba. Le dije que si y desde el sábado de esa semana empezamos a salir. Me gustaba muchísimo, era prácticamente todo lo que siempre había esperado en un hombre, era amable, chistoso, caballeroso, y tenía una mirada misteriosa que lo hacia para mi totalmente irresistible.
Habíamos acabado de cumplir tres meses de estar saliendo y todavía no habíamos tenido relaciones, había notado la forma en la que me abrazaba fuerte cuando nos besábamos, bajaba lentamente y tocaba mi trasero, me besaba el cuello y al sentir su respiración acelerada, me estremecía. No era virgen, pero tampoco había tenido muchos compañeros sexuales. Había empezado a sentir que no aguantaba más.
Era sábado por la noche y estaba sola porque mis hermanos (con los que vivía) estaban de vacaciones, y yo por el trabajo había tenido que permanecer en la ciudad. No esperaba a nadie, ni siquiera a él pues me había comentado que ese día salía tarde del trabajo y que nos veríamos al día siguiente. Estaba viendo una película mientras esperaba a que me entrara el sueño y escuché el timbre, baje un poco confundida puesto que no esperaba a nadie, y cuando abrí la puerta ahí estaba él.
Había algo diferente esa noche en su gesto, en su mirada, estaba muy serio, entró y cerró la puerta tras él.
-Como estas? - preguntó mirándome fijamente y avanzando lentamente hacia mi. No se porque empecé a retroceder poco a poco.
-Bien... Pensé que tenías que trabajar.
-Salí más temprano de lo que pensaba- dijo sin dejar de caminar hacia mi.
-Ohh... - dije y justo enseguida, sentí la fría pared en mi espalda.
El siguió avanzando hasta estar a pocos centímetros de mi. Sentí como iba despertando algo en mi, no podía dejar de mirarle.
-¿Porqué me huyes?- dijo poniendo una mano en mi cuello.
-¿Porqué dices eso?
-Has dejado de retroceder sólo porque la pared te lo impide.
Al sentir su mano acariciando suavemente mi cuello, suspiré y se me escapó un pequeño gemido. Se acercó aún más a mi y me besó de una manera diferente a todas las veces anteriores, en su beso habían ganas, deseo, y yo sentía un calor que se iba apoderando de todo mi cuerpo, lo abracé por el cuello y me dejé llevar.
-Te deseo tanto... Me tienes loco- dijo suspirando en mi oído y bajando lentamente besando mi cuello, mientras bajaba sus manos por mi cintura hacia mi trasero apretándolo fuerte. Gemí de nuevo al sentir como besaba mi cuello mientras me acariciaba, y lentamente nos dirigimos a la cama.
-Quiero verte- dijo mientras subía lentamente la camisa que usaba como pijama, como esperando a que me negara, pero simplemente alcé los brazos ayudando a que saliera más fácil. Me recostó en la cama y empezó a besar mis senos, mordiendo levemente mis pezones mientras suspiraba "eres hermosa".
Yo me estaba volviendo loca, no recordaba haber estado tan excitada jamás. Me incorporé y le quité la camisa. Luego se puso sobre mi y me besó de nuevo, sentir su cuerpo caliente sobre el mío hizo que me excitara más aún. Fui desabrochando su pantalón, y después de que bajara mi tanga, ambos quedamos completamente desnudos. Empezó a bajar por todo mi cuerpo, empezando por mi cuello, mis senos, mi vientre y finalmente... Mi sexo. Me sentí un poco incomoda, pues nunca me habían hecho eso antes, y el como dándose cuenta empezó a hacerlo suavemente. "Siempre me pregunté a que sabrías" suspiró, y empezó a besarme de arriba a abajo, succionando de vez en cuando mi clítoris, volviéndome loca, estaba al punto del orgasmo cuando subió y con la mirada oscurecida de deseo me dijo " no aguanto más". Levantó mis piernas poniéndolas sobre su espalda y tomó mis manos agarrándolas fuerte sobre mi cabeza. Entró suavemente en mi haciéndome sentir cada centímetro de él mirándome fijamente... Sentí que me derretiría, y después de meterlo todo gimió de tal manera en mi cuello de manera que sentí que me iba a desmayar de placer. "Estas tan apretada" dijo antes de empezar a besarme y a moverse. Dios... Nunca había sentido nada igual, la forma en la que se movía lenTO y profundo me hacía casi gritar de placer, empezó moviéndose lentamente pero al cabo de poco tiempo empezó a acelerar el ritmo, gemía en su boca sintiendo como iba a llegar el primer orgasmo, y el dándose cuenta acelero el ritmo y besó mi cuello. Grité de placer mientras todo mi cuerpo se estremecía bajo él y cerré fuerte mis ojos, él bajó un poco el ritmo y cuando me recuperé del orgasmo, sentí que no quería que acabara, le besé y lo apreté con mis piernas. "Quiero ver como te mueves" me dijo, y dando la vuelta quedé sobre él. Empecé a moverme enérgicamente agarrándome fuertemente a su pecho mientras él apretaba fuerte mi trasero y gemía. Sentía que llegaba otro orgasmo cuando se incorporó y me apoyó contra un estante que estaba a mis espaldas. empezó a embestirme como loco, me agarró una pierna con su brazo y de esa manera sentía que entraba más profundo, no sabía cuanto más podía aguantar, empezaron a flaquearme las piernas y él sintiéndolo me alzó ambas piernas y empezó a moverse aún más rápido besando y mordiendo mis pezones... Me abracé fuertemente a el y empecé a gemir fuertemente en su cuello sintiendo como se me nublaba todo con un nuevo orgasmo, eso pareció volverle loco porque enseguida terminó dentro de mí dando un par de embestidas más, y nos dejó caer sobre la cama. Se movió de tal forma que quedé bajo el de nuevo. Enterró su cabeza en mi cuello y quedamos así mientras ambos calmábamos nuestra respiración. "Es la primera vez y no puedo creer que haya esperado tres meses para disfrutar de esto" pensé, luego el me miró fijamente y me besó suavemente en los labios. "Me encantas" dijo con los ojos llenos de amor, recuerdo que sonreí y luego ambos nos quedamos profundamente dormidos...
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