Era ya de noche. Me había preparado algo de comer y estaba dispuesta a irme a la cama y ver algún programa de televisión hasta que me entrara el sueño. No acostumbraba a dejar la cortina abierta pero esa noche estaba tan cansada que se me olvidó.
Estaba quitándome la ropa para ponerme la pijama cuando de repente, como sintiéndome observada volteé hacia la ventana descubierta. Había un hombre en el edificio de enfrente que me observaba de pie mientras bebía algo que parecía ser una taza de café. Me puse de todos los colores, y corrí al baño como una niña asustada. Volví con cierto temor a la habitación, pensando que todavía estaría ahí, esperándome, pero ya no lo pude ver, me apresuré a cerrar la cortina y justo antes de que la cerrará volvió a aparecer y con una sonrisa, que me resultó encantadora no sé porqué, me saludó con la mano, no le devolví el saludo y cerré la cortina de prisa.
No se porque me había impactado tanto el suceso, creo que hasta soñé con él. Las noches siguientes lo veía de nuevo en la ventana, parecía estar esperándome, yo lo miraba con cierta desconfianza y tímidamente me animé a devolverle el saludo antes de volver a cerrar.
Un día, estaba en un supermercado cercano comprando algunas cosas para la cena, cuando sentí que alguien me observaba. Era él, que a travez del vidrio abierto de uno de los refrigeradores, me observaba y me sonreía. No sé porqué sentí vergüenza, me dediqué un rápido saludo con la mano, y me dirigí a las cajas a pagar. En verdad era apuesto, tenía algo misterioso que me intimidaba y creo que eso era lo que me hacia huir.
De vuelta a casa, bebí unas cuantas copas de vino y cuando me dirigía a mi habitación para cambiarme observé la luz de se ventana encendida. Llevada por una fuerza que hasta el día de hoy no puedo entender, como haciéndome la loca empecé a desvestirme de espaldas hasta quedar en mi ropa interior, volteé como quien no quiere la cosa y ahí estaba el, observándome y sonriendo como siempre. Complacida y sintiendo una emoción que no supe explicar, le sonreí abiertamente, y después de un breve saludo con la mano apague las luces y me metí a la cama. Casi no duermo pensando en lo que sucedería cuando me lo encontrara de nuevo...
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