-¿Cuánto me amas?- pregunto Mónica.
-Todo- respondió Lauren con una gran sonrisa y le dio beso.
Las dos se encontraban recostadas muy juntas en la arena de la playa, en un día muy soleado.
-¿Queres que volvamos a la cabaña?- pregunto Mónica con una expresión bastante sexy.
-Seguro- respondió muy alegremente Lauren.
Las dos se levantaron y caminaron velozmente y de la mano hasta una pequeña cabaña no muy lejos de allí. Cuando llegaron, Mónica comenzó a abrir la puerta.
-¡Hermoso día, ¿no le parece?!- grito Lauren, cuando Mónica se incorporo de un salto, vio que Lauren le estaba hablando a una mujer un poco mayor que se encontraba en la casa contigua con una notoria expresión de enojo y desaprobación en su rostro.
-Es una vecina, es un tanto… conservadora.- dijo Mónica y soltó la mano de Lauren.
-Idiota e intolerante querrás decir.
-Es mayor.
-Esa no es escusa para ser idiota.
-Lauren, por favor, es mayor, no arruinemos…
-¡Hermoso día para ir a la playa con nuestras novias, ¿no le parece?!- volvió a gritar Lauren con una sonrisa irónica a la mujer, la cual negó con su cabeza.
-¿Podemos entrar?- dijo Mónica mientras terminaba de abrir la puerta.
-Seguro- dijo Lauren con una gran sonrisa, miro a la mujer, quien todavía las estaba mirando muy seriamente, y después le dio un gran y apasionado beso en la boca a Mónica, la mujer al ver esto volvió a negar con la cabeza y se metió dentro de su casa.
-¿Era eso necesario?- pregunto Mónica.
-Sí, mucho.
Las dos sonrieron y se metieron dentro de la casa.
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