Despido sin despedida.
Por Juanca
Enviado el 25/07/2015, clasificado en Adultos / eróticos
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Terminé mi relación con Inés recurriendo al llamado "Ghosting". Es una forma que roza la falta de ética, pero ella no rozó la falta de ética, se zambulló en ella, cuando me “cuerneó” con mi ex – socio (tránsfuga, deshonesto, vengativo, etc) que me estafó en un negocio que emprendimos juntos.
Quemé todos los puentes, presenciales, virtuales e informáticos con la que alguna vez era un ser querido. A saber:
*Puse mis pertenencias en una valija y dos bolsos y dejé el departamento compartido.
*No respondí a las llamadas, mensajes de texto, tweets, whatsapps, ni a nada. A diferencia de muchos espectros, no aparecí, desaparecí.
*Si asusté a Inés – que no tenía ingresos propios - fue más por ausencia que por presencia. Me “morí” pero recordándole a ella, todo el tiempo, que sigo vivo y coleando para todos los demás. Mejor dicho, en realidad, es sólo a ella que maté, taché, borré.
Inés se “encamó” con Oscar, sin sospechar que el grabaría un video – con alevosía, no con cámara oculta, con camarógrafo, para registrar cada detalle y distintos ángulos, del encuentro hot - y me lo enviaría a mí, a modo de revancha por haberlo denunciado por administración fraudulenta y sacado a patadas en el culo del local de oficinas.
El video lo vi completo solo después de transcurrido un tiempo prudencial (casi 3 meses), una vez “procesado” el mal trago. Haciendo un esfuerzo para despegarme de lo me involucra personalmente, debo reconocer, que retrata una cogida fenomenal. Y de dos que no se trenzaban por primera vez.
Ella de sus siete orificios puso en juego tres: la boca para mamarle la verga, la concha y el ano para que él se los mame y los penetre. Si bien no sabía que la estaban grabando – del audio del video resulta claro, no sólo eso, sino que ya se había acostado antes con Oscar – no tuvo reparos de volver a hacerlo aun enterada de qué clase de tipo es.
Eso fue más de lo que estaba dispuesto a tolerar.
No hago un culto de la fidelidad. Considero que no es imperioso sofocar, siempre, mujeres y varones, el instinto que nos impulsa a intimar con uno/una que nos excita, pero a la pareja estable, le debemos, por lo menos, un mínimo de solidaridad contra quien la agrede.
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