La búsqueda 2ªParte: ¿Donde está?

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¿Mi nombre? Realmente lo he olvidado después de ese sueño, nadie me conoce, siempre he sido un solitario, no tengo padres, no tengo familia, no tengo a nadie que me lo diga, solo soy un ermitaño que baja a las aldeas a vender lo que da la tierra, un hombre eternamente inmerso en sus pensamientos, nada especial, pero tengo que encontrarla… ¿Cómo puedes querer a alguien que no conoces? ¿O realmente la quieres por que no la conoces? ¿Conocemos realmente a alguien? Lo único que realmente se de mujeres es que ellas siempre prefieren a los cretinos que no saben lo que tienen hasta que lo pierden, por idiotas, y el circulo continua, ya la busqué en todas las aldeas de los alrededores, incluso expandí fronteras, cada noche dormía en mi carro junto a mi único compañero, mi buey de carga, cada noche soñaba levemente con ella, siempre una nueva pista que me llevaba a otra aldea donde preguntar por ella y por ese mercado, pero nada, hasta que semanas más tarde encontré la arena, la entrada al desierto ¿Realmente iba a entrar en el solo por mis sueños? Que pregunta… por supuesto que iba a hacerlo, esta tarde dormiría en un bosque cerca de la entrada y al anochecer continuaría mi caminata.

Horas más tarde, ya me había adentrado en el desierto, siguiendo ciegamente las indicaciones que ella me dio en mi último sueño, durante días vagué con mi animal por el desierto, montando el campamento para descansar de día a la sombra y avanzando por las frías noches, mis suministros ya casi se agotaban, la calor hacía mella en nosotros, más cada día, y mi único consuelo era verla en cada sueño, y esas palabras, ya estás cerca, y no mentía, ya que un día más tarde encontré aquel mercado, no lo podía creer, cada detalle era como en mi sueño, las tiendas, los vendedores, los productos, incluso los murmullos del gentío, cada detalle excepto uno, ella no estaba allí.

Uno de los nómadas me comentó que conocía a la chica que le describía, no podía creerlo, la había encontrado por fin, ahora solo tenía que caminar hasta una aldea cercana, así que me aprovisioné y fui directamente allí, y en efecto, allí estaba ella sacando agua del pozo, solo tenía que acercarme un poco y extender el brazo para tocarla… pero no lo hice, sencillamente no pude, esto no era un sueño y yo no era un valiente precisamente, pensamientos furtivos me rondaban la cabeza ¿Me conoce ella? ¿También ha soñado conmigo? ¿Por qué iba a quererme si ni siquiera me conoce? Tal vez debería volver atrás, a mi casa, ni siquiera sé que hago aquí ahora que he llegado, ¿Por qué iba a fijarse en un ermitaño cobarde como yo? ¿Y por qué no ha venido ella a buscarme? Estoy perdiendo la cabeza, aunque por su clara piel está claro que ella no es nativa de esta zona… Al final no hice nada, como tantas otras veces dejé pasar la oportunidad y me quedé solo, cuando se marchó me acerqué al pozo a refrescarme y mientras lavaba mi cara con agua fresca vi algo, estaba tallado recientemente con una pequeña piedra en el pozo, decía: Te llamaré Numen. Numen, ese había sido siempre mi nombre ¿Lo había escrito ella? Si era como yo, uno de los dos tendría que reunir el valor para decirle al otro lo que sentía.

¿Continuará?


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