Aniversario de graduación 03
Por Arsenio
Enviado el 30/07/2015, clasificado en Adultos / eróticos
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Viene de "Aniversario de graduación 02"
Él, encajaba sus dedos entre mi pelo mientras nuestras miradas se cruzaban. En sus ojos había una sensación de perversión. Era claro que gozaba mirándome arrodillada frente a él, con su verga en mi boca y chupando sus huevos.
Por varios minutos, fui de uno a otro. Javier no me dejó que agarrara su verga, quería que todo lo hiciera con mis labios. Jorge, me tomó por el pelo y me hizo mamarlo al ritmo que él impuso. Me tenía tomada de los cabellos y jalaba y empujaba mi cabeza para que se la mamara. Disfruté mirando las expresiones de sus caras. Reflejaban gozo, alegría, jadeaban, resoplaban y gritaban de placer. Yo de verdad quería complacerlos, deseaba darles todo el placer que pudiera.
En su mirada se podía ver la perversión de tener a la mujer de otro hombre arrodillada mamando sus vergas por voluntad propia.
Me llevaron a una recamara. Javier tomó la iniciativa nuevamente. Me levantó, me ayudó a quitarme el vestido. Con serenidad ambos me desvistieron en la recámara. Acariciaron mi cuerpo conforme me quitaban las prendas. Mis senos quedaron libres para que ellos los besaran, los tocaran y chuparan. Mis pantis cayeron al suelo fácilmente. Me sentaron en la orilla de la cama. Cada uno se sentó a mi lado, separaron mis piernas y tomaron turnos para meterme sus dedos.
Besaba a uno y acariciaba su verga, mientras el otro me metía los dedos y lamía mis senos. Uno de ellos quitaba la mano de mi sexo para darle oportunidad al otro de tocarme. Yo gemía y sollozaba. Besaba a uno y otro. Sus lenguas entraban y salían de mi boca.
Se pusieron de pie los dos e hicieron que me colocara en el borde de la cama sobre mis rodillas y las palmas de mis manos, dándoles la espalda con mis piernas separadas. De esa forma les ofrecía una vista única de mi trasero, con el ano casi abierto y con mi vagina dispuesta para recibirlos. Primero tocaron mis nalgas, las besaron y lamieron mi ano. Metían sus dedos en mi vagina y en mi culo. Gocé tanto... Vi que les divertía mirar cómo me retorcía del placer que me daban manoseándome. Tomaban turnos, Javier metió su pulgar en mi culo y con sus otros dedos frotaba mi vagina hasta hacerme jadear. Cuando era el turno del Jorge, él chupaba mi vagina hasta que Yo empezara a sollozar.
Luego, el primero fue Javier. Paso su verga por en medio de mis nalgas. La frotó varias veces por el medio para hacer que deseara su verga aún más. Después, con serenidad empezó a meterla en mi vaginal. Sentí el calor de aquel pedazo de carne entrando en mi cuerpo. Me estaba abriendo sin que Yo hiciera nada por impedirlo. Llegó hasta el fondo y empezó a bombear. Todo daba vuelta en mi cabeza. Sus manos sobre mis caderas hacían palanca para que cada embestida fuera más profunda y más fuerte. Me estaba cogiendo de “perrito”. Jamás pensé en dejarme coger en esa posición pero ahora la disfrutaba. Quería llorar de placer, en mi cara había una expresión de gozo malsano. En un momento dado me soltó de las caderas, entonces, Yo empecé a echarme para atrás clavándome su verga Yo misma. Apoyada en mis manos y rodillas hacía que mis nalgas chocaran una y otra vez contra él.
Parecíamos animales. Estando a gatas y Javier dándome por atrás, Jorge se acercó por el frente. Se aproximo más y más. Lo miré a los ojos, abrí la boca y sin ninguna palabra lo invité para que metiera su verga en ella. Parecía que tanto la verga de Javier como la de Jorge iban a estallar. Me sentía sucia de complacer a dos hombres a la vez. Mamaba la verga de Jorge, mientras Javier me daba cada vez con más fuerza por atrás. Luego de algunos minutos:
Cambiemos, dijo Javier.
Era la locura. Hacían conmigo lo que querían. Me gozaban sin restricción alguna y Yo dejaba que lo hicieran. Me tenían en cuatro patas. Ahora, Jorge me sujetaba de las caderas, me estaba metiendo la verga en la vaginal desde atrás y Javier me ofrecía su verga cerca de mi boca. No me resistí a ninguno de los dos. Solo quería que me disfrutaran. Con cada uno de ellos sentí un leve escurrimiento en mi boca. Sin pensarlo, bebí ambos sorbos.
Ahora ven acá, me dijo. Javier se recostó boca arriba y me indicó: ¡Súbete, móntame!
Ahí acostado sobre la cama estaba Javier, separé las piernas y me senté sobre él. Su verga se clavo suavemente en mi vagina. Me acomodé moviendo en círculos mi pelvis y empezamos a cabalgar. Javier me agarraba los senos mientras empujaba para arriba queriendo penetrarme cada vez más. Yo daba pequeños saltos sobre su verga para que se me clavara lo más posible y con mis brazos echados para atrás, dejaba que me recorriera el cuerpo. Javier, apretaba mis senos, tomaba mis caderas y me atornillaba contra su verga con más fuerza, luego me jalaba hacia el frente para besarnos y ahí aprovechaba para frotar mi tocar mi trasero y abrirme las nalgas. La escena era salvaje.
Jorge se recostó a un lado de Javier y dijo:
Es mi turno.
Javier y Yo bajamos el ritmo y me dio oportunidad de levantarme para enseguida montar a Jorge. Estaba a punto de hacerlo cuando Jorge me dijo:
Así no. Móntame pero voltéate para el otro lado, dándome la espalda.
Hice lo que me pidió y estando él acostado, lo monté dándole la espalda. Lentamente, Yo sola empecé a clavarme la verga de Jorge. Apoyé mis manos sobre sus piernas a la altura de las rodillas a la vez que él me tomó por las caderas y me sentó en su verga. Me incliné hacia adelante para que él me pudiera empujar hacia adelante y hacia atrás, metiéndome la verga a su propio ritmo. Durante varios momentos metió y sacó su verga cuantas veces quiso. Me abría las nalgas y frotaba mi ano. La sensación de montar a alguien dándole la espalda era extraña. No podía verlo, pero sentía su penetración profundamente. Levantaba un poco las caderas para que desde su posición pudiera ver cómo salía y luego entraba su verga en mi cuerpo. Miré sobre mi hombro tratando de ver su cara, él me sonrió con malicia.
Ahora tu solita… - me soltó de las caderas -.
Me incline hacia adelante, haciendo que levantara ligeramente las nalgas, y Yo solita como me lo había pedido Jorge, empecé por mi cuenta a clavarme su verga. Inicié muy lentamente, sacaba y metía su verga por mi vagina muy despacio. Él cruzó sus manos detrás de su cabeza, reposando y dejándome todo el trabajo a mí.
Eres bien puta, - me dijo-.Ahora recuéstate sobre mí, dándome la espalda, boca arriba…
Continúa en "Aniversario de graduación 04"
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