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Ella tenía sed, pero no de agua exactamente. Comenzó a buscar frenéticamente por toda la casa con esperanza de encontrar alguna botella olvidada. Pero no hubo caso, simplemente no había nada.
En su desesperación comenzó a darse cuenta de cómo su adicción había absorbido y destruido toda su vida. Ahora lo único que le quedaba era una casa bacía y una sed que nunca borraría las cicatrices que se escondían en su pasado.
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