Esa terrible inquietud

La hermosa luz blanca lo iluminaba todo. Mi alma rebosaba, llena de preguntas e inquietudes. Trate con todas mis fuerzas encontrar una lógica, lograr, por algún milagro cósmico, enfocar mi mente, en entender, interpretar mis más profundos deseos, pero, como todo ser humano, fui débil y falle. Caí, como todos que vinieron antes de mi, y vendrán en futuras generaciones, ante la incertidumbre y la ignorancia. Finalmente, con lagrimas en los ojos, y dolor en mis entrañas, cerré la puerta de la heladera, simplemente no había nada que llamara mi atención.