El día se acercaba y mi ansiedad crecía conforme
las expectativas de mi entorno.
Varias veces mi madre me había preguntado
por mi regalo de reyes.
Yo había pensado que como todos los años,
mi abuela sería la encargada de lidiar con ese rollo.
Ya Silvia me había contado, la gran noticia de que,
Melchor, Gaspar y Baltasar, no eran otros que Papá y Mamá
Aún recuerdo su cara de satisfacción al decirme que yo ya era grande.
Mis 6 años me parecieron pocos y le dije que no le creía.
que mi madre y mi padre no comían pasto ni podían beberse
el gran balde de agua que yo dejaba para los camellos.
Tiro de mi coleta y sonriendo desde sus doce altos años me dijo...
¿A que yo se cual será tu regalo de reyes? Sonreía cruelmente.
Como podrías tú saber eso. Solo lo sabrán los Reyes cuando lean mi carta.
Silvia insistió y mirándome a los ojos me dijo... Te regalarán tu muñeca Nicoleta.
Por Dios que me dices, como supiste eso. Entre a la casa nuevamente y vi la carta al pie del árbol., sonriendo le dije... Seguro yo alguna vez te dije que eso pediría.
En los días siguientes Silvia me perseguía para contarme cosas de mi muñeca. como sus
ojos azules se abrían y cerraban, lo hermoso de su vestido y su pelo rubio como el sol.
Yo ya no podía más, tanto la había deseado.. mi madre me preguntó solo una vez por ella
y no dijo nunca más nada.
Yo era la más pequeña de 7 hermanos. Pero mi mamá, cuidaba mucho nuestra infancia,y hacía milagros con el flaco salario de mi padre. Así que esas cosas costosas nunca fueron para nosotros.
Mi esperanza era que lo que Silvia decía no fuera verdad. Mejor que los reyes que son muy ricos me traigan la muñeca, aunque mami ya me advirtiera que ellos ya no están tan ricos.
Me había contado que muchos niños tenían hambre así que los reyes no traían muchos juguetes juguetes, sino comida a la casa de los pobres. Por lo cual durante unos dos años, Julieta mi muñeca de plástico, se vestía de fiesta con los retazos de mi abuela cada 6 de enero al lado de algunas golosinas.
Esta vez sería diferente, todo estaba arreglado . aunque yo no quería creerle. Según Silvia, que vio a mi madre hablando con el Turco con la Nicoleta en las manos y dice que al rato salió mi mamá con un gran paquete.Yo me enojaba y le decía que se callara que no quería escucharla. .
Todo estaba listo el pasto y el agua y mi zapato al lado de mi puerta. Sabía que debía dormir. Sino no llegarían. Cerré mis ojos y poco a poco me ganó el el sueño. Cuando desperté el l sol filtraba por mi ventana y vi la imagen de mi mami corriendo las cortinas y depertandonos.
Me temblaba todo, fui a mi puerta y allí ya no estaban ni el pasto ni el agua, pero sobre mi zapato estaba un gran paqueton, que emoción, con manos húmedas comencé abriendo y desatando las cintas. La imaginaba tan bella con su piel blanca y ese mirar brillante. Ya puedo tocarla..
Pero y esto??? no era lo que esperaba.... dentro del papel no estaba mi Nicoleta, mi Sueño. Solo un muñeco totalmente negro de brazos y piernas rígidos, que me miraba con sus ojos pintados inmóviles,envuelto en un pobre pañal de color rosa.
Nada podía hacer frente a esa realidad, miré la cara de mi madre feliz y esperanzada, la abracé y le dije que me encantaba, me fui para que no viera que lloraba porque ahí le creí que los reyes también estaban pobres.
Ese día de salí de de casa, y agarré a Silvia de las trenzas para que aprenda a no andar de chismosa y mentirosa inventando que los reyes son los padres. porque a mi me habían traído un Baltasar chiquito para que lo cuidara. .
Soñadora
.
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