Después de la luz III
Por Nicolás López Moreno
Enviado el 08/08/2015, clasificado en Ciencia ficción
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-¿Pero qué es eso?, preguntaba Juan señalando al hombre ese de la ventanita.
-Como a ese hombre te encontraras a miles por aquí, son gente que donó algún órgano y el receptor está aún vivo, con lo cual su órgano también está vivo, eso hace una pequeña pantalla entre los dos mundos, supongo que cuando esto empezó al no haber trasplantes no tuvo en cuenta esto y se decidió que, para evitar males mayores, resolverlo así. Es bonito el efecto que da y mira, si quieres saber algo de mundo de la Luz, puedes echar un vistazo. Como ves tú no has donado nada, jajaja.
- Tu tampoco, reprocho Juan.
- Soy muy antiguo Juan, pero ya en unos de mis pasos, seguro que algo me quitaran, esto se convertirá en un caso tan común que será totalmente normal que todos vaya trasplantados, hasta que ellos consigan que las células madres reproduzcan cualquier órgano y se deje de quitárselos a los muertos. Otro problema que conseguimos atajar es el de los incinerados, al principio venían los pobres azules, pues cuando dejaban el cuerpo ya habían pasado por la plancha un rato, el consejo se reunió y decidimos sacarlos un poco antes de entrar en el horno, creamos un servicio especial de ojeadores que están en unas salas especiales para controlar esos casos y enviamos a rescatadores para traerlos antes.
-Pero somos carne como ellos, ¿no?
-Bueno somos distintos, ellos somos nosotros con cuerpos humanos, de ahí viene la leyenda de las almas.
-¿Pero somos espíritus?
- No hombre claro que no, tócame soy real y corpóreo. No sé cómo preguntas tanto, debes conformarte, que ya sabes mucho para solo haber tenido un paso, solo debes reconstruir tu anterior paso y reflexionar si podrías haber mejorado algo de ti, también si hubieras querido hacerlo.
-¿Me tengo que arrepentir de las cosas que he podido hacer mal?
Mientras charlaban esperando al tren, divisaron Marlo, un señor del consejo, cuando paso al lado de ellos le envío una pregunta no verbal a Rafael, diciéndole: - Pregunta mucho este, prepáralo ya para el Paso, que se va ya. Rafael asintió con la cabeza.
Una vez montados en el tren, Rafael miraba a Juan y lo veía normal, pero era verdad, pensó que ha traído mucho vínculo del otro lado, pero en fin, es la primera vez y tendrá la sensación de haber estado feliz en el mundo de la Luz.
Llegaron a un nuevo destino, bajaron y esa vez era un edificio de una sola planta era también enorme pero sin altura. Entraron en él y vieron muchos con túnicas negras como los del consejo
-¿Todos estos son del consejo?, preguntó Juan
¿No?, te traigo aquí porque es donde se siguen a los que se escapan, no sabemos todavía por qué lo hacen pero hay unos cuantos que quieren volver al mundo de la Luz, y se escapan de allí. Para los humanos son fantasmas y le hacen de todo a los pobres, los invocan, los fotografían, hacen programas sobre ellos, hasta los exorcizan. Algunos los podemos recuperar y traerlos de nuevo, otros, los menos, se quedan allí para siempre, y se convierten en esos fantasmas famosos que viven en las mal llamadas casas encantadas y castillos de leyendas, lo que es una ley que jamás se deben juntar los dos mundos, es lo que hacemos salvo en pequeña ocasiones como las que te conté.
-¿Cómo se escapan?
-En las puertas de entrada y en las que vimos antes en la sala de los muertos clínicos.
Ambos salieron al exterior de nuevo y esperaron al tren, una vez montados Juan preguntó a Rafael:- ¿Dónde vamos ahora?
-Volvemos, tiene una vida que contar y aquí jamás se sabe cuánto tiempo va a estar, así que tiene que terminarla pronto.
-¿Crees que volveré a nacer pronto?
-Nacer, esa palabra no es usada aquí, vas a realizar otro Paso, simplemente uno más de los miles que harás.
-¿Esto se acabará alguna vez?
-Preguntas demasiado y eso aquí llama mucho la atención, sabes todo lo que deberías saber para ser el primer Paso.
-¿llamo la atención?, esto es nuevo para mí, es lógico.
. Deberías de ir perdiendo esa curiosidad heredara del primer Paso, esos vínculos debes de cortarlos ya, te aconsejo que cuando llegues te pongas a escribir y tenderte en la cama y mira el techo, eso te hará que se te vayan diluyendo las toxinas que aun recorren tu ser. Solo te puedo decir que te vas a dar el segundo salto ya, así que debes escribir tu vida ya, pero ya. Cuando vuelvas recordaras mucho menos de este primer Salto y lo que no tengas escrito se perderá, nadie aquí recuerda la vida de los demás y tú mismo no querrás tener lagunas.
Alberto se movía nervioso en la sala de espera, era su primer hijo, llevaba ya 5 años con Linda y querían sellar si amor con un hijo, que se llamaría como el padre de ella “Juan”.
FIN
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