Denunciar relato
Las almas se rompen y, no os dejéis engañar, nunca se recomponen. Es como un siete en el pantalón de los domingos que te haces en el parque después de misa. Te regaña tu madre por haber sido tan idiota de romperlo y no tener cuidado, te lo cose y ahí vas cada domingo como un haraposo cruzando las piernas delante del resto que sí tuvo cuidado al jugar para que no vean que tú no cuidas lo tuyo. No es el mismo pantalón y nunca podrá serlo más. Pues con el alma pasa lo mismo pero ésta la llevas siempre contigo, no sólo los domingos.
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