Hoy te he vuelto a ver en mis sueños, tan real, tan clara. Sentí en unas horas todo lo que me hiciste sentir en unos meses. Todo junto, devorando mi madrugada, recibiendo al amanecer como se merece, con lágrimas y con desesperación, con la noche cayendo como caía tu recuerdo por el falso olvido. Como pretendió caer, pero como al final no cayó.
Hoy he vuelto a soñarte, con los ojos vendados, con la boca cosida, con los oídos taponados y con esa expresión tan sincera, tan amable, siempre. Mientras soñaba, creí quererte de nuevo, creí poder engañarme hasta el punto de odiarte. Soñé que podría escribirte, remoloneé en la cama nada más despertar, empapado en sudor y en lágrimas, deseando que no hubiera sido un sueño, que tus malos modos, tus insultos, y tu descorazonada desidia siguieran a mi lado al abrir los ojos. Poder mirar ese odio de nuevo, poder sentir ese frío devorando mis pupilas de nuevo, poder sentir esa presión en el pecho al dolerme tu ausencia.
Mataría por volver a soñarte aunque fuera un segundo, como moría cada noche por seguir soñándote tiempo atrás.
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