Forever - La reacción de Jo

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CAPÍTULO 2

 

Un silencio sepulcral había invadido el pequeño salón. Los tres se miraban sin decir nada y cada segundo que pasaba, recalcado por el tic tac de un antiguo reloj que se podía oír a lo lejos en la tienda, volvía la situación más y más ridícula e inverosímil. Henry quería sentirse aliviado, al fin y al cabo llevaba décadas sin contar su secreto a nadie, pero prefería esperar la reacción de la detective para no alegrarse antes de tiempo.

Ella le había escuchado sin interrumpirle durante todo el relato, no había pronunciado la más mínima palabra. Ni siquiera el semblante de su rostro se había inmutado cuando él había dado detalles de su innumerables muertes, lo cual desconcertaba al doctor y le imposibilitaba saber lo que pensaba o sentía.

Abraham tuvo el valor de cortar el silencio:

- Jo... igual ahora sí que quieres un trago...de verdad.

Ella se humedeció los labios, los miró a los dos varias veces y... soltó una gran carcajada. Su risa dejó a padre e hijo fuera de juego, ambos se miraron sin saber cómo reaccionar, así que se limitaron a esperar. Cuando terminó de reír, le lanzó a Henry una mirada que le apuñaló en el corazón y le dolió aún más que el disparo en el pecho que le causó su primera muerte. Esa mirada desvelaba enfado pero también... decepción. Le había decepcionado y eso era un sentimiento que Henry no podía aguantar.

- Así que... eso es todo. Esa es la historia de Henry Morgan. Tú...

Se llevó una mano a la frente, Henry sabía que lo hacía cuando se encontraba confusa.

- Lo que me estás diciendo es... que tienes 200 años...que Abraham es tu hijo, un bebé que Abigail y tú adoptasteis durante la guerra y que simplemente eres... inmortal.

- Pues... Faltan algunos detalles pero básicamente esa es toda la historia

- Joder Henry, me estás vacilando

- Ojalá... Jo tienes que creerme, por favor....

Sacudió la cabeza al entrever lo que estaba a punto de pasar. La pesadilla se iba a repetir y no lo soportaría esta vez. No, tenía que creer, tener fe en él...

- Quiero creerte Henry, de verdad pero.. venga ya... ¿pensaste de verdad que iba a tragarme esto? No pudiste pensar en otra historia, más... normal... como que este hombre de la foto del periódico es tu abuelo o algo por el estilo...

- No puedo Jo, ¡¡me pediste la verdad!!

Se levantó de un salto, preso del pánico. Una oleada de frustración le invadía, causándole náuseas y un profundo mareo.

- Henry yo... no tengo palabras para esto

Se levantó a su vez para buscar su mirada, sus ojos buscaron los de Henry y cuando los encontró, tenía la cara totalmente desencajada. Se miraron fijamente unos segundos pero ella seguía negando con la cabeza. Henry no daba crédito.

- Por el amor de dios, está pasando otra vez....

Empezó a dar vueltas por el salón, con grandes zancadas, como enloquecido, hablando solo y llevándose las manos a la cabeza

- Es la misma historia de nuevo... como con Nora...

Abraham, que hasta ahora había permanecido en cauto silencio aguardando ver el giro que daba el asunto, salió de su ensimismamiento para apoyar a su padre. Sabía que este episodio de su vida con su primera mujer, que no le creyó y le mandó a un sanatorio, le había herido profundamente y no estaba dispuesto a que volviera a ocurrir.

- Papá, por favor cálmate. Jo es una mujer razonable, seguro que sabe que no estamos mintiendo

Jo se giró hacia él y torció los labios. No quería faltarle el respeto a un hombre mayor pero escucharle llamar a Henry “papá” le resultaba demasiado surrealista.

- Abraham, apenas te conozco pero quiero pensar que eres bastante mayor como para saber lo que estás haciendo. No sé qué tipo de relación os une a los dos pero … para ser honesta no entiendo por qué le estás ayudando con tal historia...

Henry estaba de espalda, mirando la pared. Ni Abraham ni Jo podían ver su cara lívida. De repente sus 200 años asomaban por su rostro. Agachó la cabeza, impotente. No había nada más que hacer.

- Sabes la peor parte de todo esto, Henry?

Cerró los ojos porque sabía perfectamente lo que iba a decir y no tenía ninguna ganas de escucharlo.

- La peor parte es... que me abrí a ti. Te dejé tocarme espiritualmente por primera vez desde la muerte de mi marido. Y pensaba que sentías lo mismo por mí... Pensaba que me merecía mejor... No puedo entender como pudiste pensar que me creería que esto es tu secreto... No te preocupes, no soy como Nora, quien quiera que sea. No diré nada a nadie. Sería devastador para tu carrera, tu reputación...y la mía. Tu historia está a salvo conmigo. Pero...

Dejó escapar un largo suspiro antes de terminar lo que tenía que decir

- Necesito tiempo. Sin ti. Quiero decir... creo que deberíamos dejar de trabajar juntos por un tiempo... hasta que ponga mis ideas en orden.

Henry se dio la vuelta para mirarla, los ojos abiertos de par en par. La estaba perdiendo. Había accedido a contarle la verdad para mantenerla en su vida, quería ser transparente para ella y resulta que ella le daba la espalda y se alejaba. La detective tenía los ojos empañados en lágrimas, y como no encontraba nada más que añadir, recogió su bolso y salió de la tienda. Henry cayó abatido en el sofá, pasándose nerviosamente la mano por el pelo y mirando la mesa con aire ausente. Abraham le puso la mano en el hombro y resopló.

- Henry... entrará en razón... dale tiempo.

 


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