Vista rápida
Por Jorge Iron Inkubus
Enviado el 27/08/2015, clasificado en Adultos / eróticos
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Como todos los días desde temprano por la mañana, hace un calor incesante desde que el rey se va levantando, tú en escasa ropa ligera te dispones a emprender un nuevo día. Sin darte cuenta pasaste frente a mi semidesnuda, creiste estar sola pero no recordaste que ayer había quedado de llegar temprano a revisar el techo, yo bajaba por la escalera de mano deteniéndome en seco al verte pasar tranquila, natural, exquisita con tu blusa blanca pegadita dejándome ver que todavía no traías ropa interior debajo. ¡oh, dichosa fortuna mía que, te descubre en esas condiciones! Se pregunta mi mente a su vez ésta a mi lujuria: si así de dispuesta al día estás ¿lo estarías dispuesta a mi?
Dibujas tu figura en la ropa que llevas puesta y veo dos pechos marcados saltando a la vista, otro par de pequeños montecitos bien definidos... El mas ligero rose de una mano harían que doblasen su tamaño, ¿qué sería pues de un beso? ¿qué pasaría con una mordida? ¿Qué sentirías? ¿Qué tanto te gustaría? No solo me fijé en tus senos claro que no, sería una grosería de mi parte no admirar todo lo demás, con esa sensual ropa que había descubierto colgada asoleándose, ahora la veo en su máxima expresión exponenciando tu redondo e insinuador trasero. Invita a la vista a seguir cada detalle de esos quizás cuatro o cinco pasos que zurcaste frente a mi, indiferente al mundo entero ¡que incitante trasero, digno de perder la razón a la cadencia de tu andar! Haces jugos en mi virilidad haciéndola cobrar fuerza.
No puedo definir ciertamente algunas palabras para describir la belleza de tu sexo apenas entrevisto en tu prenda íntima. Negra satinada y morada mate con encajes en los bordes, lycra que se ciñe a tí como segunda piel suave, tersa tan dulcemente aferrada a tus movimientos que ya te imagino recostada sobre tu espalda levantando levemente las caderas para dejarte desprender esa pequeña barrera entre tu sexo, mi ansiedad creciente y la pasión que estaría a punto de acontecer. Pero ese es un pensamiento que aun no se concreta... Que aun no se puede definir, solo es... Otra historia más.
Ese montecillo que se yergue entre tus muslos de secretos por descubrir; confieso si, me encantaría explorar, degustar su sabor recorriéndolo de palmo a palmo, abriendo sus pétalos y absorber su néctar. Observándote al rostro quisiera saber que tan rojas se pondrían tus mejillas cuando te haga perder el pensamiento bajo una larga sesión de un solo beso en esa zona secreta... Húmeda, cálida, flor abierta fragante para comerla toda, hacerte venir en mi boca no dejándote levantar hasta que no puedas más... Y después sensible a la más tranquila brisa de viento, adentrarme de lleno con mi sexualidad, llevándote en abrazo mágico al extremo éxtasis de la pasión humana.
Así todos esos pensamientos que se me vienen en imágenes vivientes danzando frente a mi al paso de tu cuerpo, sudando el mío, palpitando el corazón corriendo a galope creyendo que morirá en ese instante fulminado, acabado por las ganas de tomarte y arrastrarte a nuestras más desbordantes fantasías haciéndonos mutuos amantes; contengo la respiración para hacerme notar menos, sólo vi tu mano retirar un rizo de tu rostro con una disimulada sonrisa en tus labios. Sí lo vi; sonreíste.
Vuelvo a subir la escalera a quedarme bajo el implacable sol sintiendo las manos temblorosas, sólo estoy ahí a horcajadas sintiendo las gotas de sudor que bajan por mi cabeza un tanto el calor otro mucho más por el deseo que despertaste en mí, fueron segundos que me supieron horas. Hasta que tu hermosos ojos se asomaron por la escalera, igual como te vi pero con los dientes limpios, subiste hasta mi a despertarme de mi letargo inclinándote, tomándome de la mano a la vez que me decías: -Baja, ven conmigo... Te esperaba, hace rato que estoy despierta-
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