El Robo que salió mal parte 1
Por Andres Son
Enviado el 29/08/2015, clasificado en Humor
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Ya era la noche. La oscuridad lo cubría todo, lo cual era muy propicio para el tipo de actividad que estaba por emprender. Por supuesto que uno podría entrar ilegalmente en una residencia que no le pertenecía al mediodía por ejemplo, realmente no estaba escrito en ningún lado la hora exacta en la que este tipo de actividades tenía que llevarse a cabo, tampoco estaba necesariamente siguiendo órdenes de nadie, después de todo, ya hacia un tiempo había tomado la excelente decisión de transformarme en mi propio jefe, una decisión de la que no me arrepentía para nada. Pero a pesar de todo, había elegido esa noche y ese momento, y estaba listo.
Había estado observando el lugar por algunas horas ya, sabía que el lugar estaba vacío, pero quería estar absolutamente seguro de eso. No vi ningún tipo de movimiento, tampoco se escuchaba nada. Era una antigua casa, tenía dos plantas, una hilera de cuatro grandes ventanas en el primer piso, desde los cuales se notaba la oscuridad del interior del lugar, pero estaban demasiado altas, así que no eran una opción viable. La puerta de entrada era demasiado grande, antigua, y seguramente reforzada, así que tampoco eran una posibilidad. Pero en un costado, entre esta y la casa vecina se formaba un angosto y largo pasillo, el cual me iba a proporcionar el anonimato que tanto necesitaba, además, sabia con seguridad, que allí se encontraba una pequeña y débil entrada de servicio, la cual, considerando mis habilidades, me sentía confiado que la podría abrir sin problemas.
Respire profundamente y decidí que el momento había llegado, yo no había vuelta atrás, era hora. Salí del auto, el cual había estacionado, a propósito, a unos cincuenta metros del lugar más o menos, en la parte más oscura de la cuadra. Camine lenta, pero firmemente, aprovechando cuanta sobra encontrara en mi camino, hasta llegar al oscuro y solitario pasillo. Entre velozmente. El lugar se encontraba mucho más oscuro de lo que había calculado, no podía ver nada mas allá de mi nariz, prácticamente tuve que ir palpando la pared a ciegas hasta lograr encontrar la puerta. Cuando finalmente lo hice, tuve que ponerme a trabajar a ciegas, por suerte resulto ser mucho más fácil de lo que esperaba, y solo me tomo un minuto lograr abrirla.
Entre a lo que era la cocina, a pesar de la gran oscuridad del lugar, se notaba que era grande, lujosa y antigua, tal vez mucho más y mejor equipada que muchos restaurantes que conocía. Por un momento estuve tentado a revisar todo por simple curiosidad, pero recordé la verdadera razón que me había traído allí, así que proseguí con mi tarea. Camine hasta llegar al centro de la casa, un gran y lujoso living. Era increíblemente espacioso a pesar de los grandes muebles, sillones y aparadores llenos de adornos antiguos y seguramente, muy costosos. Había también una gran y muy adornada escalera que se dirigía a la planta alta, donde yo debía ir.
Sin perder el tiempo comencé a subirla lentamente. Llegue hasta un largo pasillo, con varias puertas ubicadas a sus dos costados. Sabía que detrás de alguna de ellas se encontraba lo que buscaba, pero no estaba seguro de cual exactamente.
Comencé a caminar, acercándome a las puertas, y comenzaba a notar que por alguna razón, todas estaban cerradas con llave. Sabía que solo me tomaría apenas unos minutos lograr abrir una, pero eran demasiadas puertas, y hasta encontrar la que buscaba, me tomaría mucho tiempo, tiempo con el cual no contaba. Me acerque hasta una que se encontraba casi al final del pasillo, la única que aparentaba salir una tenue luz desde el interior. La observe por uno momentos, y comencé a abrirla, pero descubrí que al parecer no estaba cerrada con llave, así que simplemente le di un pequeño empujón con la mano, y esta se abrió completamente, de par en par.
Dentro me encontré con una imagen que definitivamente no me esperaba. Sentados frente a un fuego prendido en una chimenea se encontraban sentados dos hombres en un par de sillones, y un tercero se encontraba parado entre ellos. Todos me miraron con sorpresa y yo me congele en el lugar. Me había equivocado en que tan sola y bacía se encontraba la casa, además, y más importante aún, me había equivocado de habitación, obviamente.
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