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Uno de esos satélites que están dando vueltas y más vueltas alrededor de la Tierra registra una imagen que demuestra que la gran Biblioteca de Alejandría en realidad no se destruyó, sino que por arte de magia se metió toda ella en la cabeza de un enano cabrón que todavía hoy, inmortal como es, no dice nada y sabe más que nadie, o eso cree él. Para mí que ni es enano ni es cabrón ni es nada. Pero estar, está.