El Principe

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Nacido para la gloria desde los albores del espacio y el tiempo, el destino se rendía a sus pies cuando consiguió su primera cota de poder al no dejar entrar a su hermano en la habitación tan ansiadamente suya , estaba dispuesto a reclamar sus derechos reales al retorcido mundo que urdiendo un envidioso plan lo había condenado al ostracismo donde le negaban ser, descargaría su furia ante la mirada atónita y temerosa de sus enemigos .

Consciente del desgaste de la empresa no desfallecía en su empeño, pero acababa de aprender por experiencia que el codiciado fruto requería planificación , planificar era una herramienta necesaria, mas que eso, era vital para no volver a caer, tenía que tener un plan bis y por si acaso un tercer plan , esa entretejida y ordenada telaraña reforzaría a su obstinado orgullo ,sería su armadura ante los inesperados proyectiles ponzoñosos de los demás , ávidos de privarle de su trono , sería la protección ante sus burlas y la constatación de su distinguido abolengo que finalmente lo llevaría a someter a esos míseros plebeyos e imponer su legítima posición tan traidora e infamemente arrebatada .

A la diestra su orgullo, denominado por el , “honor” , a la siniestra sus ardides ,por el llamados “planes legítimos” , tras de sí la encapuchada sombra del miedo le seguía de cerca impidiéndole retroceder y al frente mares vidriosos en sus ojos que desvirtuaban una conseguida falsa sonrisa como única e interesada concesión a los demás .

Estaba consiguiendo el perfecto equilibrio de la supervivencia alternando una abstracción etérea como defensa , medía su densidad para hacerse impenetrable a la luz de cualquier malintencionado escrutinio y se regocijaba en este baile con la niebla donde lo acompañaban su siniestra y reverso , quedaba agazapado el anverso , la otra cara de la moneda que esperaba inquieto su turno para materializarse profiriendo un contundente y demoledor golpe cuando el cegado enemigo quedaba desarmado , no podía haber errores , por eso solo era autorizado cuando la sombra de su miedo era sabedora que el ataque era seguro.

Celebraba sus victorias de reconquistas con un estudiado atuendo que a pesar de ser extraño quería dar a entender cierta opulencia distinguida y reivindicativa, tras lo cual intentaba un acercamiento soberano a la despreciable plebe por si algún servil infeliz se percataba de que pertenecía a su corte y que su deber era obedecer a sus intereses.

En caso de negativa se difuminaba y redoblaba sus esfuerzos en vísperas de una mejor ocasión perfeccionando sus redes con diligencia arácnida y absorbiendo como herramienta cualquier conocimiento humano o social que lo situase en posición de ventaja cuando menos y de dominio cuando más.

Esta férrea quimera le ocasionaba más de un disgusto somático que intentó combatir como espurios hasta que estos se aliaron con el miedo, tomándolos entonces como molestos pero inevitables compañeros de viaje a facturar en destino.

Nada doblegaba ya su voluntad, sabía esperar y eso lo hacía especialmente temible y esquivo, sorteaba las inclemencias con agilidad felina, sinuoso e inadvertido en ocasiones, en otras se aferraba como soldadura y su avance de carraca no tenía retroceso.

Veía ya su particular espejismo como una realidad próxima, muy próxima, gozosamente próxima.

Doscientos miligramos de tranquilizante no podían ser obstáculo para su meta , repetía mientras se adormecía , ¡!!Volveré!.


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