Comenzaremos de nuevo. Una y otra vez, volveremos a empezar.
En la cadena perpetua de nuestra extenuante pasión. Lujuria, que atormenta nuestro ser, consumiendo nuestro aliento hasta el agotamiento.
Cuando todo has destruido, cuando todo he consumido, desde las llamas de este candente fuego, nuevamente, volveremos a empezar.
Retornaremos ambos, para dilapidar nuestro refugio, con insistencia, devastado, aniquilado.
Y en la extenuación de este amor mutuo, ígneas las brasas, restallan en alboroto, prendiendo de nuevo la asfixiante hoguera.
Ahora el ardor se apodera de nosotros, y todo lo invade, y tú lo eres todo, y yo lo soy todo, y ya nada importa si no es nuestra hoguera, abrigo de tan intenso querer…
La cadena se eterniza, nos deleita su condena... este es nuestro castigo, éstos, nuestros barrotes.
Algún precio habíamos de pagar... Siempre hay un precio a pagar… y la condena vuelve a empezar…
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