Algo me desgarraba por dentro.
Mis entrañas parecían adolecer del mismo sufrimiento que yo.
Un nudo en la garganta me impedía comer hace ya días.
Y el sólo recuerdo de tu presencia, provocaba en mi interior el dolor extremo al que ningún hombre se podía enfrentar.
Cada imagen proyectada en mi retina era un recuerdo tuyo.
Cada paso andado del camino era a tu lado.
Y cada segundo vivido sin ti, era un paso más a una muerte deseada.
Nunca imagine que tu ausencia sería mi final, pero así lo veía yo.
Mi mundo se acababa donde tu y yo nos separamos.
La tierra se había convertido en plana, donde mi viaje se veía abocado a un precipicio de dolor y sufrimiento sino te tenía mi lado.
Así que tomé la peor decisión de mi vida...continuar sin ti.
Borre todos mis recuerdos.
Eliminé todas tus fotografías.
Cambié la decoración de nuestra casa.
Rechacé las amistades en común.
Rehíce mi vida, o lo poco que quedaba de ella.
Le di una oportunidad al tiempo, a que la tierra se volviera redonda de nuevo.
Y entonces y sólo entonces el dolor poco a poco fue despareciendo.
Las penas se volvieron alegrías.
La tierra se redondeó.
Los amigos volvieron a ser mis amigos.
La casa volvió a ser mi casa, nuestra casa.
Y todo porque una luz me abrió los ojos y desperté de tan terrible pesadilla y ahí seguías tú.
Tu dulce rostro despertaba a mi lado. La angustia vivida se había marchado con las luces del alba y el más dulce de los besos nos unió si cabe aún mas.
Desde entonces, sólo le tengo miedo a dormir y soñar de nuevo.
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