Monstruos

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Aún no había amanecido cuando Gerald regresó de su sesión matinal de running.  Se dio una ducha y se vistió con impecable traje y corbata. Frente al espejo,  demoró unos minutos  examinando su aspecto. Compuso el gesto duro, la barbilla ligeramente levantada, la mirada altiva. Como siempre había visto hacer a su padre.

Llegó al trabajo puntualmente. Avanzo por el largo pasillo,  de cuyas paredes colgaban fotos de directivos posando orgullosos, así como marcos con los lemas característicos de la empresa. 'Vendemos el éxito como un servicio', 'Sólo jugamos para ganar', etc etc.  La sensación de poder y corporativismo le sentaban a Gerald mejor que cualquiera de sus carísimos trajes.
 

Se dirigió hasta el puesto de Nina, la secretaria, quien le recibió con su amplia sonrisa. A Gerald no le cabía duda de que detrás de aquella sonrisa pícara su intención era seducirlo. A menudo había fantaseado con encerrarla a su despacho y practicarle sexo salvaje, como nunca antes hubiera conocido. Sin embargo, de eso hacía ya tiempo. Desde que ella había tenido un hijo, un año y medio atrás, Gerald había perdido totalmente el interés.
 
Se disponía a hablarle, cuando Simón se asomó a la puerta de su despacho y lo llamó discretamente.

Simón era el número 2 de la sucursal en Francia. De constitución delgada y baja estatura, podría pasar por un adolescente si usaba ropa casual. Sin embargo, su carisma y  astucia hacía que muchos le temieran. Entre ellos Gerald.

Sin querer mostrar inquietud, Gerald se acercó con paso lento, la espalda bien erguida. Las obras en su futuro despacho parecían demorarse hasta el infinito.. Desde hacía meses se veía obligado a compartir cubículo con el resto de empleados. Aquello era contraproducente para su trabajo, el cual exigía una visión clara de la autoridad.

 
-De qué se trata, entonces? Para qué estamos perdiendo mi valioso tiempo? Le dijo con una sonrisa forzada.

-Verás, Gerald. - Comenzó despacio Simon. Has quedado relegado de la gestión de ventas. Olivier es quién estará al mando.  Tal y como se habló en la ultima réunion con los accionistas, tu nuevo puesto no incluye…
 

Gerald experimentó la sensación extraña de escuchar desde fuera de sí mismo, como un espectador. A través de la ventana,  veía los grandes edificios de La Defénse, como monstruos dormidos. De pequeño, solía asustarse de las historias de monstruos. Se despertaba llorando en su cama, y salía corriendo en busca de sus padres, que dormitaban en el salon frente al televisor. Entonces su padre lo miraba con desdén y se echaba a reír -  Este no puede ser mi hijo! Míralo como llora, si parece una niñita!
 

Avergonzado, Gerald volvía para su cama, y se quedaba allí hecho un ovillo, temblando, hasta que la puerta se abría despacio y aparecía su madre, que lo consolaba tiernamente hasta que se quedaba dormido.

Volvió a la realidad. No sabía cuanto tiempo había pasado desconectado. Simón lo miraba alzando una ceja, los puños apoyados sobre la mesa. -Está claro para ti Gerald? Desde hace seis meses, Olivier ocupa tus antiguas funciones así que tu solamente....

 Algo similar al terror lo invadió de pronto. Se vio a sí mismo agarrando del cuello a Simón, mientras le gritaba que los accionistas podian meterse sus decisiones donde quisieran.- Al diablo todos vosotros! Sois unos débiles e incompetentes!! Nos os desharéis de mí tan facilmente!!
 

La puerta se abrió y apareció Nina, mirando con cara espantada la escena desde sus altos tacones.

-Yo sólo...venía a dejarte esto Simon, es para la transferencia del archivo - dijo, entrando e ignorando la presencia de Gerald.

 
Al verse interrumpido, Gerald perdio la concentración de lo que estaba diciendo. Se alisó el traje, soltó a Simón y lo apuntó intimidatoriamente. Esto te costará caro -le dijo con voz temblorosa de rabia.

Unos instantes después, Simón y Nina compartian un café en el despacho. Charlaban en voz baja, a pesar de que era dificil que nadie pudiera oírlos.

-Así que pensabas que iba a pegarme? - se reía Simon.

-Si, no es la primera vez que golpea a alguien...y viste su mirada?  parecia un animal furioso...estas seguro de que esto es una buena idea?

-Es la única manera, Nina. No podemos arriesgarnos a que ocurra lo mismo que con Lim. La noticia de su suicidio ocupó páginas enteras del periódico. Estamos en un momento delicado en el que no podemos permitirnos un traspiés de ningún tipo. La prensa nos destruiría.

- Por qué aferrarse así? -Dijo Nina como para sí misma. Podría buscarse otro trabajo. Cada día está mas alejado de la realidad...el otro día me ha preguntado como iban las obras de su nuevo despacho!!

Simon sonrió - Ese cretino es muy imaginativo.Es capaz de renunciar a la cordura antes que al poder...

Guardaron silencio durante un rato. Finalmente Nina habló:

- Entonces, lo tenemos?

- Si, manana se lo presentaré al abogado. Está todo grabado.  Ya tenemos un motivo de despido.

- Seis meses ha sido suficiente para que se desmoronara.

- Si, a ver quién es el próximo...Están muy interesados en deshacerse de los directivos - dijo Simon reflexivamente, ocultando a medias su preocupación.

Gerald avanzó por el pasillo, cegado por la ira y la vergüenza. Ahora le parecía más un tunel oscuro, asfixiante. Las fotos de la pared sonreían de forma macabra , eran como sombras que intentaran agarrarlo... Como monstruos saliendo de la pared. La voz de su padre comenzó a resonar en su cabeza. Hacía años que no la escuchaba tan nítida y clara.. Su padre reía y reía …y le recordarba su falta de autoridad, su debilidad. "Pobre niñita asustada! Vas a ir a los brazos de mamá otra vez? Jajaja

Gerald salió a la calle casi sin respiración. Notó una sensación extraña en la boca del estómago y de repente se le nubló la vista. Las lágrimas, consoladoras, liberadoras, volvieron a brotar de sus ojos como cuando era un niño.


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