Caminaba despacio, golpeando los tacones sobre el arcén. La luz de los faros de los coches se reflejaba en sus ojos oscuros.
Alguno le pitaba o gritaba cosas obscenas al pasar a su lado. A esas horas, muchos volvían todavía de las juergas nocturas. Ella no los miraba."No te derrumbes ahora".-se dijo.
Al cabo de un rato, un coche se acercó lentamente a su lado. Ella lo miró de reojo. Bajó la ventanilla y dijo en todo amistoso:
-¿Te llevo a alguna parte?
Ella sonrió tímidamente y bajó la vista.
-No hace falta, gracias. Ya me queda poco.
Él insistió. Iba en la misma dirección que ella para hacer unas compras, pero aun era temprano y las tiendas estarían cerradas.
Sin perder su encantadora sonrisa, le abrió la puerta del acompañante.
-Qué dices? Me harás compañía un rato?
Ella miró la carretera a lo lejos y con un gesto que decía "por qué no?" , deslizó sus largas piernas dentro del coche.En algun rincon de su mente, sintió como si hubiera quemado un puente tras de sí.
Él hablaba de sus continuos viajes a la ciudad, por motivos de trabajo.
-Y tú, que hacías a estas horas sola circulando por el arcén?
-Tuve una discusión horrible con mi novio, y salí de casa con lo puesto en medio de la noche. A veces soy demasiado impulsiva.
El se quedo mirandola, como si meditara.
-Sabes, estoy pensando tenia que pasar por casa de un amigo. Te importa si paramos un momento? Está de camino.
En realidad, no era una pregunta. Parecía tener la decisión ya tomada.
Ella no protesto. Siguió jugando al juego de la mujer fragil e ingenua a la que no le da miedo ir con un desconocido en el coche quién sabe qué lugar...
Llegaron al edificio en silencio.
Se metieron en un parking y el giro con violencia el volante para situarse en la plaza.Ella lo miro brevemente y le parecio que su cara era distinta, como si se hubiera quitado una mascara.
-Vamos- dijo secamente, y sonó como una orden.
Ella salió del coche. La mirada de el caia ahora sobre ella como una serpiente, desnudándola. Sintió que empezaba a temblar.
Subieron directamente al 5 piso, ningun vecino se cruzo en su camino. Era domingo y a esas horas estaría todo el mundo durmiendo.
En cuanto abrió la puerta, la empujó con violencia adentró y cerró trás de sí.
-Ahora vas a ver..puta...
Ella consiguió ponerse en pie. Las lagrimas empezaron a resbalar por sus mejillas.
-Asi que es aqui, aquí es donde las traes....
La sopresa contrajo la cara del hombre como una bofetada. La policía irrumpió en el piso pocos minutos despues de que el la tirara al suelo, tras escuchar sus palabras a traves del micrófono escondido en el bolso. Fue reducido y llevado a comisaría junto otros 2 proxenetas responsables del secuestro y prostitucion de 4 menores. Ella permanecio en el anonimato y no trascendieron detalles en el informe policial. Sin embargo, seguiría recorriendo aquella carretera, todas las noches, en sus pesadillas, por el resto de sus días.
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