Tengo cuarenta años, divorciada, con un niño adolescente. Afortunadamente tengo trabajo en la calle y en casa. Mis posibilidades para hacer nuevos amigos son ínfimas, ya que en el pueblo dormitorio en el que vivo los pocos amigos que tenía mantienen sus parejas y siguen contando conmigo y mi ex para quedar o están muy ocupados para verte en esos fatídicos días donde se supone que como no tienes en casa a tu hijo, debes “rehacer tu vida, empezar de nuevo, buscarte algo para rellenar el hueco, etc,” y mil y una sandeces de ese estilo que a veces hay que aguantar cuando te preguntan ¿qué tal el divorcio?.
Opté por las redes sociales y tuve varías experiencias.. es lo único que me he llevado... desde hombres que ponen una imagen en la que se ve un tío increíble, con aficiones, divertido, deportista:
“Cuando entras en la cafetería para culminar un mes de mensajitos románticos por distintas redes sociales, crees que va a estar allí con la misma pose de la foto, con ese pelazo moreno ondulado, impresionantes ojos negros, sin hablar de su porte, altura y un físico de gimnasio, descubriendo que el único que te sonríe y alza su copa para que te acerques a la mesa es un señor de más de 50 años, calvo, con gafas, menudito, de cuyo físico no quiero acordarme y que no se parece en nada al que te había escrito frases copiadas de canciones de Bisbal, Alejandro Sanz, Malú etc., y que ya decía yo que le ponía poca inventiva al tema!!!
Y cuando por educación y un poco por vergüenza no te vas, quedándote a escuchar las desdichas de un hombre destrozado por su divorcio (monotema del que huyo como si de la lepra se tratara), que busca una buena mujer, que le guste la casa, que sea sencilla y poder vivir con ella para cuidarla y que le cuide a él… . Miras el reloj, tras la quinta cerveza del “supuesto adonis”, pensando en el genial momento de abrir la puerta del bar y no meterte en una de estas nunca más, y el hombre te dice: no me dejes solo esta tarde, que lo estoy pasando fatal, por favor¡¡… se te cae el alma al suelo y le haces de amiga dos horas más mientras él ve el partido de futbol... y cuando se despide te dice que eres muy buena, ya que se ha dado cuenta de que a ti el físico no te importa, sino que valoras su personalidad y que cuando repetimos...."
Otros dicen que tienen un buen trabajo, emprendedores, con grandes proyectos de futuro, tanto profesionales como sociales:
“Me mostraba imágenes su futura casa, el coche, el yate, los países que pensaba visitar, cosas y más cosas que no me interesan, ya que yo no quiero ampliar mi patrimonio, solo pienso en tomar algún día un café con alguien simpático, ir al cine y ampliar mi círculo de amistades; que lo demás Dios dirá.
Quedamos en vernos en la puerta de su empresa para tomar ese café, y se me cayó el alma al suelo, ya que se trataba de una empresa de nutrición catalogada como de “estafa piramidal”, de donde todos los empleados salían bebiendo una botella con un líquido verdoso, que según me explicó mi cita, era adelgazante.
Cuando tras el revés, la única neurona que te queda funcionando, te avisa de que el “partidazo” con el que acabas de quedar lleva una chaqueta de corte años 80, pantalones del Carrefour y zapatos “made in China”, empiezas a darte cuenta de que la persona que te hizo ilusionarte esa tarde de domingo es un espabilado con el cerebro totalmente adiestrado por la pirámide, que no se paga “ni a pachas” las cervezas, y decides por segunda vez que, deberías volver ya a casa y olvidarte nuevamente del episodio.”
Hasta que un día, no sé si fui yo o fue él, el caso es que a través de la maldita red social, de la que ya me fui, contacté con Paco:
“La imagen de su rostro presentaba unos preciosos ojos oscuros y una cara agradable, adornada por una espesa barba. Pensé que las demás fotos eran de algún viaje, un lugar nevado.. pero posteriormente me aclaró que su trabajo consistía en viajar asiduamente.
Su presentación y me pareció magistral... decía ser un príncipe azul que buscaba princesa.., y claro, yo entendí mal, el buscaba princesa, no cenicienta, y encima la princesa debía tener hada madrina.
Me habló de películas… ya que trabajaba en ese mundillo….de lugares.. de bandas sonoras como…de dibujos animados y hasta me envió dos selfies desde el hotel donde se hospedaba, vestido para una ocasión especial, donde vi al mismo Paco de la presentación, algo más mayor y sin barba… pero el mismo sin trampa ni cartón.
Yo me presenté como lo que soy, sencilla, disfrutando de mi hijo, mis harapos, sin zapatos de cristal, ni carroza y entiendo que no le parezca un planazo.. vamos que me da en la nariz que ni le convenzo, ni le gusto, ni nada por el estilo.
Paco tiene muchísima educación, ya que aun habiéndome comentado que no está en un buen momento; dice que no quiere ahora buscar pareja, creo que es una mentirijilla para no herir mis sentimientos; aunque no pasaría nada, ya que entre nosotros solo hubo un mero intercambio de palabras. Y que sí¡¡, que una no está ya para tirar cohetes y en ese mundo en el que Paco trabaja las tendrá a pares, que digo a decenas que si los tiran….
Él me sigue contestando y me anima a que vaya al cine… el otro día me escribió para que viera la Cenicienta en un Cine de verano muy conocido en Madrid. Lo de la Cenicienta me viene que ni al pelo, pero claro¡, me dejó claro que fuera yo sola.”
Y bueno no soy princesa, ni Cenicienta, más bien un caballero de la triste figura; no he matado dragones, pero se buscarme la vida, ayudar a la gente y como forma parte de mi trabajo he conseguido atrapar a algún malvado que iba por ahí haciendo daño a la gente... he salvado a príncipes y princesas, de todo tipo: grandes, pequeños, ricos, pobres, buenos y malos.. dándolo todo por el señor de mi castillo, donde ondea la bandera a la que sirvo. Así que pensé que a lo mejor yo también podía contarle alguna de mis historias a este príncipe… y si el se tenía que ir a trabajar fuera, no pasaría nada, ya que yo no me voy a mover del residencial en el que vivo, hasta el próximo café que nos tomaramos.
Finalmente, como tengo educación y no me gusta resultar pesada, ya que se lo que se siente cuando alguien te abruma, aguantándole por humanidad, voy a ser yo la que voy darle el empujón a la página del libro… Una pena¡¡, ya que de verdad que me encanta escuchar historias interesantes, sin más allá, y no necesito que nadie me invite, o me lleve y me traiga, yo que me valgo solita para eso y lo demás.
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