La danza

Se vio a sí mismo en el umbral de la sala. Parecía un antiguo museo de cera. Intentó recordar como había llegado allí, pero en su mente todo eran brumas. Tampoco recordaba cuánto llevaba alli de pie."Tengo que dejar  el alcohol". Se dijo. Decidió concentrarse en el resto de visitantes, que danzaban en el centro de la sala. Aquellas  figuras de aspecto lánguido, se movían al compás en perfecta armonía, al ritmo de una música que solo ellos parecían escuchar. ¿Qué demonios hacen? -Se preguntó. Pero ya se estaba acercando lentamente al grupo, atraído por aquel baibén armonioso, aquel ritmo monótono que tenía algo de fantasmal, pero también de consuelo, como el arrullo de una madre o un cálido abrazo....

Al cabo de un tiempo (no sabría decir cuánto), una mujer de sonrisa bondadosa se le acercó, invitándolo con un gesto a bailar con ella. La habitación estaba ahora envuelta en penumbras. Él la miró.
-Por qué está la habitación tan oscura?
-La luz no puede entrar aquí....Pero qué te ocurre, Benjamin?
Él temblaba, súbitamente afligido, como si recordara algo doloroso, aunque no acertara a descifrar exactamente el qué... Las palabras brotaron entonces atropelladamente:
-Yo...lo siento tanto....sé que fue culpa mia, lo del accidente...yo fui el culpable de su muerte..... había bebido...dios mío,la queria tanto....Y las lágrimas ahogaron su voz, impidiéndole continuar.
-Todo está bien, ya es hora de que te perdones, Benjamin.
-Pero usted...cómo sabe mi nombre?
-Porque yo soy tu mujer, y también te perdono....

Siguieron danzando en silencio, dejando que el aire secara las lágrimas de ambos. Mientras, los ecos de sus conciencias iban poco a poco desvanenciéndose. Benjamin comenzó entonces a llenarse de una paz y felicidad que parecía no tener límites......Y la luz cegadora inundó al fin la estancia, borrando para siempre las huellas de su existencia.