Soy joven y tengo miedo a trabajar. En realidad pánico y por eso me voy a transmutar en un seductor personal. Una buena alternativa. Me pondré nombre de artista; de aquellos de toda la vida: "Merlí Monró". ¡Si señores, lo han adivinado! Tiene aires de grandeza y de sublime. Estoy seguro que me abrirá "puertas".
Me he tomado un "gin" para pensar con claridad: ¡Trabajar es reconquistar la libertad! Apuñalar la gorda llamada "aburrimiento"; y satisfacer el placer de comprar todo aquello que se deje ser vendido. Por lo tanto chicos, el razonamiento es obvio y concluyente: ¡No trabajaré! ¡Me venderé a mi mismo como un producto gourmet renovable! Solo así mantendré mi libertad y viviré con plenitud. Me procuraré conocer licenciados con glamour a mi alcance; amantes ricos se podría decir, y mantener mi sonrisa pícara. "Enamorar" se convertirá realmente en una consecuencia temporal y la fama una consecuencia permanente. Bajar de un coche y sonreír a las miles de cámaras fotográficas analógicas será como degustar un chocolate con churros, de los caros naturalmente. Cuando eso ocurra, disfrutaré del libertinaje del respirar y de no contestar al teléfono que nunca doy. Podré llegar a la hora que quiera porqué será uno de mis derechos y evidentemente, podré marcharme en el momento menos esperado, por la misma razón que antes...
Que tiempos aquellos en que viví todo esto. Ser un travestido y no trabajar para nadie y ser acosada por los paparazis. Estoy feliz de mi vida, de mi libertad y orgullosa de llamarme: "Merlí Monró".
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