Competencia entre escritores.
Por Manuel Murillo
Enviado el 22/10/2015, clasificado en Reflexiones
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Hoy vamos a reflexionar un poco.
¿Con quién competimos? Voy a hablaros con honestidad: Tengo muchos amigos que escriben mucho mejor que yo, muchísimo. Y sé perfectamente que nunca los voy a superar en calidad literaria. Y estoy hablando únicamente de mis amigos. ¿Qué pasa si amplío el rango? En mi ciudad ¿Cuánta gente hay que escribe mucho mejor que yo aunque no los conozca? Cielos, muchos. ¿Y en mi comunidad autónoma? ¿Y en mi país? Joder ¿Y a nivel mundial?
Pensadlo y, una vez lo hayáis pensado, pensad lo siguiente:
¿Tiene algún sentido la competencia individual?
Si tu objetivo es vender más que un autor en concreto, tal vez sí. Pero si simplemente quieres vender, esta competencia no tiene sentido. Debemos competir, pero no individualmente. Y ¿Contra quién?
Me apuesto los dedos de los pies (los de las manos no, que entonces no puedo escribir) a que conoces a alguien que te dice que no tiene tiempo para leer. Que asegura que le gusta leer y hasta puede que te diga que antes leía mucho, pero que ahora no tiene tiempo. En su día a día trabaja mucho y, cuando llega su noche, o su tarde, o el momento que tenga en el que pueda dedicar su tiempo al ocio, se tira un par de horas viendo la tele. Dos horas de las que las cuales una hora pertenece a anuncios publicitarios. Y esto teniendo en cuenta que encuentre algo que le guste. Este caso es una minoría, ya que la mayoría de la gente que vive estas situaciones enciende la televisión por vicio pensando "a ver si echan algo que me guste" y el tiempo se le va pasando de canal en canal y diciendo "si es que no hay nada que valga la pena"... Pero no apagan la tele y siguen pasando las horas. Pueden quedarse así hasta entrada la madrugada.
A lo mejor Paulo Coelho vende muchos más libros que tú, pero te aseguro que los anuncios publicitarios de Tele Cinco tienen diez veces más audiencia que cualquier libro de Paulo Coelho.
¿Qué sentido tiene competir entre nosotros?
Hemos llegado a un punto, no sé por qué, en el que la gente entiende que el relax sólo puede ser algo pasivo, y nunca activo. Me explico. Sentarse a ver la tele es pasivo. Sentarse a ver una película es pasivo. Ver una serie es pasivo. Escuchar música es pasivo. Etcétera. En cambio, leer es algo activo. Claro, hay que mover los ojos. Pero ¿Quiere decir esto que activo es igual a costoso o esfuerzo? ¿A que uno no se puede relajar leyendo? Si respondes afirmativamente es que hace tiempo que no te sumerges en un buen libro.
¿En qué momento leer pasó a ser considerado como algo que cuesta trabajo? ¿Será porque en el instituto mandan leer libros como si fuera una obligación? ¿O porque si no nos hemos acostumbrado de pequeños, asociamos el leer con estudiar? No lo sé. El caso es que poco importa el motivo, lo que importa es qué podemos hacer para cambiarlo. Hay gente que ya se está moviendo para aprovechar esto. ¿Cómo? Audiolibros. Libros narrados para escuchar con auriculares. Cada vez es más común que los autores publiquen alguna edición en formato de audiolibro. A mí esto no me parece una solución, claro que tampoco lo veo mal. Para mí una solución sería algo que hiciera que la gente volviese a interesarse por la lectura como tal, que volviera a ver la lectura como sinónimo de gozo y no de esfuerzo. Es contra esa concepción contra la que realmente tenemos que competir, y tenemos que hacerlo unidos.
Pero ¿Qué pasa? Que la mayoría de gente habrá visto que esto que he escrito es un tocho y habrá preferido sentarse a ver un programa sobre gente rica enseñando sus casas durante dos horas, de las cuales una hora será dedicada a anuncios de publicidad.
Si eres de las pocas personas que ha llegado a leer hasta aquí, entonces está claro que tú sí sabes con quién hay que competir.
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