Todo ha terminado

     Serena, inmóvil. Aquel hermoso cadáver yace en el sofá, cerca en una mesita de madera, una copa de vino a medio terminal  con indicios de haber sido besado por unos labios rojo carmesí.

     Sentado al frente un hombre con la mirada incrédula, y a la vez ausente como si solo estuviese el cuerpo y el alma lo hubiese abandonado; tal vez así era.

      En la mano aun sostenía el revólver que minutos antes había disparado en contra de su adorada esposa. En la otra mano sujeta un documento donde se puede observar la palabra: "Divorcio".

      Mientras en las afueras de la residencia se  escuchan las sirenas de las patrullas policíales que llegan al lugar, en ese instante se escucha otro disparo  anunciando que todo ha terminado.