Enamorada del íntimo amigo de mi marido (Capítulo Final)

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  Encontré a Fernando en un Centro Comercial a última hora de la tarde, me dijo si quería tomar algo y decidimos, por la hora, visitar un par de establecimientos de tapeo.  Me propuso tomar una copa y fuimos a un Pub que conocíamos, acogedor y discreto. No tardó en besarme y acariciarme. Era sensible y tierno y me encantaba,  correspondí a sus besos y caricias. Sonó mi móvil y salí a la calle para atender la llamada, era mi marido que  me comentaba estaba ya en el hotel e iba a acostarse, pues al día siguiente tenía bastante trabajo. Eran mas de las 11. Preguntó dónde estaba pues se oía ruido y le dije que tomando una copa con Fernando. Después de un silencio tenso: ¿te vas a acostar con él?.  Sí, le dije sin tintubear. Bien, que disfrutéis y colgó.

   Sentí remordimiento, pero lejos de  irme a casa quería ser feliz.  Entré en el Pub y me abracé a Fernando besándole en la boca con pasión.  ¿Qué te pasa?. Nada contesté. Seguimos besándonos, él me abrazaba  fuertemente contra él, sus manos repasaban mi cuerpo y apretó mi culo contra él haciéndome sentir su virilidad. No podía mas, llévame a tu casa, quiero me poseas con todas tus fuerzas, quiero sentirte dentro de mí, le dije.

   En el trayecto hacia su casa íbamos en silencio, lo que sentíamos no era necesario exteriorizarlo. Cogí su mano y la llevé a mi sexo, su temperatura y humedad hablaban por mi. El solo dijo: Te quiero.

   Entramos en su casa besándonos, nos quitábamos la ropa apresuradamente, dejándola caer a nuestro paso camino al dormitorio.  Nerviosos y apresurados, deseosos de sexo, caímos en la cama abrazados, me monté a horcajadas sobre él y empecé  a recorrer su cuerpo besando y lamiendo cada centímetro de su piel, mordí sus pezones y bajé por su vientre hasta encontrar su sexo. Lo lamí con avaricia, dejando sobre él la lluvia de mi saliva, lo lamí todo, saboreé sus huevos, visité su ano con la punta de la lengua y volví para recuperar el falo duro y meterlo entero en mi boca.  Mientras lo mamaba con gula, me puse en posición de 69 para que él disfrutara de mi sexo y me diera placer, noté como su lengua recorría mi  raja introduciéndose entre los labios húmedos, mordisqueó mi clítoris haciéndome vibrar.

   No se cuanto tiempo estuvimos estimulándonos brutalmente, pero en un momento dado no aguanté mas y grité: ¡Entra en mi! ¡Hazme tuya! ¡Fóllame!. Obediente se arrodilló entre mis piernas y encarando mi sexo con su verga la introdujo de un golpe.  Aguantó lo que pudo para hacerme llegar al sumum de placer, hasta que no pudo más y explotó inundándome con su semen.  Nos vinimos a la vez en un orgasmo intenso que nos hizo tensar los músculos fundiendo nuestros cuerpos en uno.

   Dormimos de un tirón y al despertar me encontré abrazada por detrás notando su verga dura en mi trasero.  No tardó en voltearme para ponerse encima, besarme y hacerme el amor. No fue tan apasionado como en la noche, pero si mas tierno y cariñoso. Estaba en una nube.

   Volvió mi marido por la tarde a última hora y cenamos pronto, pues me dijo tenía apetito. Con la excusa de estar cansado me llevó rápido a la cama.  Se mostraba muy cariñoso y enseguida se empalmó y se dispuso a penetrarme, no hubo preámbulos por lo que yo andaba fría y con poco deseo sexual, pero fingí y le facilité la penetración. Pronto supe el motivo de tanta prisa al preguntar que tal me había follado Fernando, mientras me penetraba insistía en saber detalles y si él me daba mas placer.  Le dije que me había gustado mucho y que me lo había hecho varias veces durante la noche. Eso le puso mas celoso y me follaba con rabia y pasión, incluso violentamente, me hacía daño, pronto se corrió jadeando y cayó tumbado a mi lado.

   Desde entonces muestra una actividad sexual desconocida y me hace sexo todas las noches. En su afán de demostrar que sabe darme placer, inventa cantidad de variantes  para hacerme disfrutar.  Sabiendo que no me gusta,  me hace sexo anal y me azota las nalgas con su cinturón dejándolas doloridas, me dice palabras gruesas y practicamos desviaciones sexuales que no puedo relatar por ser aquí irreproducibles.  Hemos llegado a esta situación perdiendo todo sentimiento y convirtiendo el sexo  solo en placer.  He dejado de quererle y a veces le odio, pero ha conseguido crearme un estado de necesidad y de adicción que me obliga a necesitarle, ya no puedo pasar sin ese sexo depravado y soez que me proporciona.

   Con Fernando nos vemos cada vez que uno de los dos tenemos una necesidad de cariño y por supuesto pasamos juntos cada noche que mi marido esta de viaje. Cada vez lo amo mas y me siento mas protegida y querida por él.

   Se que esto es absurdo e incomprensible y que  acabará por romperse mas pronto que tarde, pero me siento feliz, excitada,  viviendo mis días con intensidad y lo voy a mantener así mientras pueda.


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