Una nota, un cuaderno, un libro

He escrito unas palabras…a morir ya empiezan, ahogadas en la corriente del tiempo, mi memoria se esfuerza por alcanzarlas, pero, su vela la gobierna el viento y el tiempo, es un mar que camina solo. He escrito unas palabras en una nota, que es lo mismo que hacer una foto, que a su vez es lo mismo que la muerte en el rostro de un moribundo que acaba de cerrar los ojos: Olvido de un sueño que evoco el amor…

He escrito…durante meses, en un cuaderno azul de hojas blancas, en su luz he trazado sombras que significaban algo que ya no perdura. Releer este cuaderno es como vivir hacia atrás la vida que me espera sabiendo que no comprenderé ni futuro ni pasado por mucho que mi pluma lo despluma y lo atrapa y lo retuerce y lo examina y lo repite y lo vigila y lo pone a prueba y lo compara y lo increpa y lo castiga y lo duerme y lo grita y lo esconde en mi alma…

He escrito un libro; ya camina solo por ahí, pronto hará su vida, sabe hacer amigos…No me echa de menos, apenas me habla cuando estamos juntos, dice que he cambiado…

Hoy he escrito un pensamiento, en el vacío, de mi soledad. Sigue ahí, como una nube, deformándose poco a poco; la oscuridad impaciente ya ha empezado a difuminar sus contornos.

He gritado, el pensamiento de ayer, el cielo azul y despejado ha permanecido impertérrito. La gente que me rodeaba me ha mirado como si hubiera emitido un gemido animal, no han prestado atención al significado, éste, como nasciturus, nació muerto y me envenenó con el meconio de su juventud frustrada, con el rédito y la fama de su unicidad y la terquedad de su herencia esplendente; me acusa de su muerte y no le falta razón.

Un pensamiento, una nota, un cuaderno, un libro, un pensamiento, una memoria, un eco, una puerta por la que marcharme, dejándome aquí.