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-Pero que linda se la ve hoy, con ese hermoso vestido floridito, y esos ojazos negros…
-No- respondió firme y seriamente Coquita.
Fernando había estado toda la noche tirándole miradas a Coquita, cuando finalmente, creyó que tuvo la oportunidad de acercársele por medio de halagos y sonrisas, se estrelló con la frialdad inesperada de la joven.
-Pero como me dice eso Coquita, yo que vengo…-dijo el joven con una sonrisa.
-No.- repitió firme y enérgicamente Coquita.
Se dio vuelta y se alejó, dejando al pobre de Fernando en silencio y derrotado en medio del salón, rodeado de gente bailando.
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