La subasta del castigador, 3/3

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La subasta del castigador, (Parte 3/3), La montaña.

Ésta es la segunda parte de "Confesiones de mi esposa".

Nota:
Éste texto, es un ejercicio literario totalmente ficticio.
El sexo inteligente no requiere violencia real.
Toda violencia real, pude y debe evitarse.


Elucubraciones

La montaña, Sábado 3:00 pm

Te despiertas nuevamente, hatada profesionalmente al piso, aún con tu vestido, arruinado pero aun te luce muy bien. Fantástico, la sombra de ojos se ha corrido hasta tus pómulos por las lágrimas. Eso te da un hermoso toque dramático. Molesto después de rememorar en mi diario tus infames infidelidades, mientras dormías, me impulsó a someterte a una sesión de nalgadas. Pero el ardor en mis palmas no me reconfortaba, de la gran amargura de tu traición. Al contrario me excita aún más. Y mientras tu llorabas yo me sentía poderoso y miserable. La dignidad que me robaste, descubrí nunca más regresaría. En compensación dominar tu cuerpo y tratarte como esclava me excita en extremo como nunca lo había estado en mi vida. Pienso justo después de la inauguración de tu experiencia como esclava del JV. Que además podré filmar para disfrutarlo el resto de mis días.
Cuidadosamente te colocaré, pinzas de colgar ropa en los pezones. Pero por ahora no quiero ser tan rudo. Así que te he pondré un poco de vaselina, el resto del cuerpo excepto el cabello, creo que te lo cubriré con mermelada de frutas.
He decido también que más tarde te suspenderé en el aire, con el arnés del ángel. Jugaré un poco a oscilar tus pechos sobre algunos “juguetitos”. Por supuesto, habré de enfrentarte con una réplica mejorada de tu gran amigo, la pequeña bestia vibradora de 14 pulgadas que tanto te agrada y que fingiste odiar aquella vez que se me ocurrió referírtela.
Pero lo mejor será probar el instrumento principal: el látigo eléctrico, el EW. El verdadero condicionador de Joung. Ese electrodo conectado a tu espalda mediante un artístico y sexy corsé que te proporcionará descargas eléctricas controladas, para convencerte de ejecutar órdenes “voluntariamente”, tal como Joung acondicionaba a sus conejillos de indias. Un error será “castigado” un acierto, en cambio se estimulará de acuerdo a tu selección. Habremos de practicar juntos la gimnasia erótica, con algunas de las posturas sugeridas en el manual del “atletismo sexual” de Mary Johnston. Ahora pienso en aquella figura: atadas las piernas dobladas por las rodillas con elegantes amarres de marinero y las manos a la espalda puesta en medio de la formación llamada “carril de los falos”. Per lo cual deberás leer en voz alta, frases que aparecerán en los monitores, teatralizando los tonos de manera convincente, por supuesto, por ejemplo la clásica y simple “Soy una perra y me encanta que follen los extraños”. Si eres buena niña estarás divertida y relajada, de lo contrario, probaras la severidad del persuasivo EW. Un pequeño control remoto, me permitirá regularla las descargas. No sé por qué este concepto de JV me recuerda tanto a los video-juegos.
Dedicaremos sin duda tiempo a tu máximo orgullo: tus pechos firmes. Tengo ya en la nevera el helado de vainilla (mi favorito), que usaré en ellos. Mientras que el EW te anima a solicitar tiernamente y ardientemente "Muerde mis tetas", o “Lame mis pezones”, como toda una ramera en celo, al ritmo de una melodía de jazz, del Misisipi. O qué tal si con tus piernas abiertas, recibes, dos falos en tu experimentada vagina, el mío ansioso de tu piel caliente, y simultáneamente un vibrador frio e implacable. Y obligada el JV a suplicar, "¡Castígame!, castígame!, castígame!", o algo más cursi o humillante.
Uno de los primeros puntos de la agenda que he preparado es la llamada “Silla de la secretaria”, que consiste, en lograr lo más rápidamente posible lo siguiente: "Quiero que me taladres, como te mostraré" en seguida, levantarte la falda hasta la cintura, quitare las medias, bajarte la tanguita hasta las rodillas, inclínate hasta tocar la pared, abrir cuidadosamente tus labios vaginales con los dedos de la mano izquierda, he insertarte con la derecha (si en la vagina), un falo de hule de 1.1/2” de diámetro, una sola vez, dejarlo, volver a colocarte la pequeña tanga las medias, y la falda y sonreír candorosamente. Otros juegos son menos monótonos, y exigirán más talentos y concentración como el “Cinemascope”, que implica repetir diálogos de una prostituta en una de cinco escenificaciones de una película pornográfica, desde luego si el desempeño de la actriz no es convincente el severo director EW, se lo hará notar. En fin, entremos en materia, porque la subasta de tu “web show online” empezará en diez horas. Deberemos para entonces haber ensayado correctamente, descansado y preparado adecuadamente tu vestuario y maquillaje. No querrás decepcionar a tu público en el que se encuentran varios de tus mejores amantes y amigos secretos. Oh, sí, me he dado el tiempo de invitarlos con bastante anticipación. Pero no te preocupes solo tú decidirás si invitamos a tu marido.

Continuará en: La mujer del prójimo.


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