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Habían comenzado a caer las primeras gotas de lo que prometía ser la tormenta de la temporada. Coquita trato de refugiarse en cualquier rincón la calle pudiera otorgarle. El viento empezaba a tomar fuerza, y la oscuridad de la noche solo empeoraba toda la situación. Se acercó hasta un árbol intentando permanecer seca la más posible. De pronto sintió a alguien acercarse a ella, colocaba un paraguas sobre su cabeza y la miraba con una delicada y dulce sonrisa.
-No.- dijo fríamente Coquita y se alejó caminando bajo la lluvia, dejando a Fernando parado con el paraguas en su mano.
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