VII
Comisario y ayudantes
-Estos tipos están medios locos. Usted qué piensa cabo.
-Es como dice, señor. Están chiflados.
-Haber. Llame al sargento. Diga que lo mando llamar por este asunto de los cuatro hombres que acaban de ingresar. Que se presente rápido.
-Sí, señor.
Este asunto es raro. La coincidencia de los relatos y la cara de sorpresa de los cuatro es reveladora. Algo de cierto debe haber. Pero qué. Porque para venir a una comisaría, de noche, hay que estar loco o muy borracho, o...
Aunque tengan aliento alcohólico, no parecen estar borrachos. Pero ese relato tan fantástico, es extraño. Lo otro... es que me quieran tomar el reverendo pelo, estos hijos de...
-Ah, sargento. Pase, pase. ¿Qué me dice de estos tipos?
-Los camioneros son de hacer bromas. Pero no de esta clase. Además deben cumplir ciertos horarios. Uno de ellos es el dueño de los camiones.
-Haber... tráigalo de nuevo para mi oficina. Venga usted también y lo interrogaremos nuevamente. Me encargaré personalmente de este caso.
-Señor –dice el cabo entrando tras golpear la puerta dos veces.
-Sí cabo –contesta el jefe.
-Un hombre de unos cuarenta años acompañado de su mujer, dicen que viajaban por la zona hace un rato atrás y vieron algo luminoso en el cielo, que se precipitó al agua. Esas fueron sus textuales palabras, señor.
-Pero... ¡Qué embromar! Esto se está volviendo epidemia o nos están tomando el pelo en grupo.
-¿Qué hago señor?
-Bueno, que pasen y que el camionero espere en la otra salita.
-Bien, señor.
Después de tantos días sin nada en la vuelta, a parte de lo acostumbrado: borrachos, riñas de fin de semana... Esto se está poniendo interesante.
-¿Quién te dice –dijo el comisario- cabo Jacinto... la vida da tantos giros. Quien te dice... un OVNI, nos lleva y... mañana, mañana... quién sabe que pase?. Basta, basta de soñar. A seguir con la rutina. Que pasen.
-El comisario dicen que pasen... –El cabo, dirigiéndose a los recién llegados.
-Bien. Bien, vamos querida.
-Así que ustedes dicen haber visto algo en la atmósfera de aspecto extraño, esta noche. Podrían precisar el lugar y la hora y en qué circunstancias ocurrió.
-Sí, claro. Ocurrió hace unas pocas horas. El recuerdo es vívido.
-Bien.
-Bueno, nosotros íbamos... a casa de la madre de mi esposa y pensábamos llegar como a las 10 de la noche. Por lo tanto íbamos controlando la hora, y así sé que fue a esos de las 21, 30 horas, poco más o menos.
-Cuando viajamos de noche, soy yo quien controla los carteles indicadores. Y a esa altura estábamos a pocos kilómetros del puente que cruza la zona de los lagos –agregó la esposa.
-Sí, ella comentó que tuviera precaución, que pronto estaríamos sobre los puentes.
-Fue entonces cuando vimos aquella luz, aquella bola de luz. Como si fuera una luz de bengala; pero con mayor intensidad y con un movimiento oblicuo.
-Sí, avanzaba hacia la tierra, y no lo habíamos visto ascender. Además parecía cercano.
-Después, ¿qué pasó?
-Bueno, nos miramos sorprendidos y continuamos marchando a menor velocidad. No era que viajáramos rápido, pero aminoramos la velocidad.
No venía nadie tras nosotros, así que continuamos despacio. Intentamos hallar, si era posible el origen de aquella misteriosa luz.
-¿Misteriosa?-interrumpió el comisario.
-Sí, misteriosa. Quisiera agregar que notamos un cambio de dirección, de rumbo de la luz. Pues, un cuerpo con cierto peso, como podría tener aquél objeto, a juzgar por el tamaño apreciable, tendría una caída diferente. Lo sé, porque soy Licenciada en Física. He estudiado el fenómeno de caída de los cuerpos, sus modificaciones según distintas influencias, consistencia y acción del viento donde se desarrolla la caída.
-Interesante, señora. Pero limitémonos a los hechos. Pues he de serle sincero. Tengo a cuatro hombres bajo custodia por mencionar hechos similares a los que ustedes relatan. Sus historias son coincidentes. Pero lo que ellos cuentan, es mucho más fantástico aún, de lo que podríamos imaginar.
-Bueno nosotros vimos a esos dos camiones que están allí afuera, estacionados en el extremo sur de los puentes. Pero no vimos a nadie en sus alrededores. Pero sí en el agua. Entonces, nos convencimos que tal vez era sí, una luz de bengala.
-Así que, decidimos continuar y dar por terminada nuestra preocupación.
-Entonces, qué los indujo a venir a esta comisaría.
-Pues un hecho extraño de similares características algunos kilómetros más adelante.
-Sí, una luz que ascendía, lentamente, con dirección norte-sur, luego tomaba rumbo al sur-oeste definitivamente; pero ya no ascendía, sino que iba en paralelo a la superficie del lago y con velocidad descomunal. Luego ascendió.
-Entiendo... es comprensible que hayan venido a dar aviso. Dios mío... qué noche.
* http://www.pebuwar2.blogspot.com.uy/2009/03/cuento-comunicaciones.html
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