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El fuego se extendía cada vez con más voracidad, destruyendo todo a su paso. Fernando se encontraba allí congelado, viendo como todo en lo que había trabajado con tanto esfuerzo toda su vida era consumido en segundos. Su corazón se partía a la misma velocidad que la destrucción crecía.
De pronto escucho una voz por sobre todo, Coquita había quedado atrapada dentro de ese infierno. Fernando sin dudarlo e instintivamente corrió dentro del lugar, avanzando por entre las llamas.
-¡Vamos!- grito Fernando estirando su mano hacia Coquita.
-No.- respondió ella, dándose la vuelta y volviendo a internarse dentro del fuego.
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