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Coquita se encontraba recostada en su cama, sola. Sus manos acariciaban su estómago y su mente vagaba entre recuerdos de encuentros fugaces y fantasías que nunca se realizarían. Deseaba tener compañía en ese momento, alguien que la hiciera sentir menos sola, alguien que la hiciera sentir querida y, especialmente, deseada.
Le tomo un momento darse cuenta que alguien golpeaba la puerta, cuando la abrió vio a Fernando, con una rosa en su mano y una gran sonrisa en su rostro.
-No.- dijo Coquito seriamente, cerró la puerta y se dirigió a su cama a volver a perderse en sus fantasías.
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