Denunciar relato
Helga era la dueña y la cocinera en la cochambrosa cocina de leña y carbón ,
comprada por mil duros al trapero que dispone de un andrajoso antro de recogida a
guisa de almacén , en la maltrecha esquina de la calle Fuensanta , entre Lucas Górriz y
Juanelo Torres y a la cual acuden todos los lunes bisiestos , una lastimera jauría de viejos
canes a depositar con anhelo , su gastado orín cobrizo , al tiempo que un borracho
bebedor de absenta se la va meneando por el centro del asfalto.
(Dedicado a mi perro “Nino” que no pudo llegar a viejo.)
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