Dulce venganza

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DULCE VENGANZA

Priscilla está sentada frente a frente con su esposo. Hace un frío atroz, incluso fuera está nevando.

Lleva puesto un elegante albornoz de toalla en color blanco roto y unas braguitas muy caras de la Perla.

El va completamente desnudo. Su única vestimenta, es la alianza de casado y una gruesa cadena de oro alrededor del cuello.

La estancia está prácticamente a oscuras, salvo por el leve fuego de la chimenea, que va iluminando por zonas el salón según quema la leña.

Ambos están jadeantes, pues acaban de consumar un acto sexual bestial.

A pesar de la edad de él, que es algo mayor, sigue dando la talla de vez en cuando.

Alrededor de ellos, y como quien no quiere la cosa, hay esparcidos diferentes artilugios sexuales, varios vibradores, unas esposas, restos de algún disfraz, etc.

-Estoy escocida por todos los rincones de mi cuerpo.

-Tú también me has dejado sin habla. Hemos follado como si fuera la última vez.

-Quién sabe. No podemos decidir cuando será nuestra última vez.

Responde de forma sensual, mientras se mueve en la chimenea un trozo de leña, y produce un ruido que hace que ambos den un respingo.

Ello provoca que Priscilla se eche de nuevo en brazos de su marido, y vuelva de nuevo a provocarle una fuerte erección.

-¿Ves como no era la última vez?

Rápidamente Priscilla se deshace de sus caras braguitas y sin siquiera quitarse el albornoz, se lo aparta, se sienta encima de él, con una pierna a cada lado y lo cabalga desbocadamente.

Un solo par de minutos les basta par correrse y caer al suelo estenuados.

Ella se levanta elegantemente y se aleja hacia el mueble bar.

Saca dos copas y vierte diferentes líquidos en ambas, mientras, el observa todos sus movimientos extenuado.

-Como una mujer tan bella y joven como tú, se pudo enamorar de un hombre como yo.

-Eres mayor pero tienes una incalculable fortuna.

Dice ella sonriente mientras le acerca la copa.

El, se la bebe de un trago. Ella da pequeños sorbos de la suya.

-Eres muy graciosa, e incluso creo que sincera

-Y tanto que si.

Dentro de poco seré la dueña de esta mansión, de las otras tres que tienes y de todo tu capital.

Y ahora si puedo decir, que esta si ha sido tu última vez.

-¡Que dices!

Exclama el marido mientras se está adormilando.

-Lo que te acabas de beber, no ha sido sólo whisky. Esta tarde me he entretenido en el jardín recogiendo unas flores de estramonio y haciendo una infusión para mezclarla con el whisky.

El ya está en las últimas. Dando el último suspiro. De pronto, le da un espasmo y se endereza unos segundos con los ojos muy abiertos.

-No te saldrás con la tuya. Tengo amigos hasta en el más allá.

Ni aún así, podrás apartarme de ti.

Este donde este, volveré para vengarme

Dichas estas palabras, cae de golpe y deja de respirar...¿PARA SIEMPRE?

Continuará...


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