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Un hombre promedio clamaba: "Yo estoy vivo y estoy cuerdo". Sin embargo, el loco dijo: "Mentira; la cordura murió hace un tiempo, en y con mis manos se fue". La muerte, blandiendo la espada de Michonne, dijo: "Es cierto, me alimenté con la cordura y me dio mucha energía".
El hombre promedio, confundido, pensó en voz alta: "Si no hay cordura, entonces, ¿estoy loco?". El verdadero loco, alejándose, no quiso decirle que no, que en realidad, todos los grises promedios estaban muertos.
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