Despedida (o como esperar el último metro)

La tristeza se apodera de mi. Busco desesperado una forma de parar el tiempo en ese preciso instante, en esos últimos minutos. Nada, imposible. Las agujas del reloj marcan la hora, se escucha el eco del metro cada vez más cerca. Me invade la rabia y la impotencia de querer reaccionar pero no poder. Se que mi temperatura corporal está bajando, que mi corazón late más rápido y que mi expresión ha cambiado. Se me empiezan a humedecer los ojos. Se ve el metro entrar en el anden. Veo una lágrima caer, me envuelve un calor agradable durante unos segundos. Vuelve el frío. Caen las primeras lágrimas por mi mejilla. Con una sensación de vacío me doy la vuelta y camino hacia la noche mas fría y triste de mi existencia.