Gigantes y Enanos.

Por
Enviado el , clasificado en Varios / otros
1042 visitas

Marcar como relato favorito

El gentío se desplazaba por la Alameda, cada uno iba demasiado ocupado con sus problemas como para siquiera mirar a los otros. En las gradas de la iglesia estaba un viejo pordiosero con su rostro arrugado, lleno de años y sufrimientos. Junto a él un muchachito con andrajosas vestimentas, también implorando la casi inexistente caridad pública.
–Oiga, abuelo, ¡qué grande y bonito es el automóvil que se estacionó allí! –Aparentemente el anciano había visto muchos en su vida, tal vez demasiados, no miró hacia allá.
–Abuelo, mire los gigantes que bajaron del carro... son tan altos y ... bien vestidos. ¡Qué bueno, pasarán por aquí!
El viejo siguió impávido sin mirar, pasó su mano sobre la cabeza del niño.
–Aprende a ver, pequeño, esos no son gigantes, son enanos.
–Pero abuelo ..., ¡Son tan grandes!
–Hijo, cuando los veas de cerca, te darás cuenta que son enanos.
Embelesado, siguió con sus ojos a los hombres regiamente vestidos. Con sus cortas piernas corrió hacia ellos, extendiendo su mano en mudo ruego por unas monedas. Los elegantes lo hicieron a un lado y siguieron su camino, charlando y riendo.
El pequeño regresó junto a su viejo, quedó meditabundo y de pronto se volvió.
–¡ Ya entiendo, abuelo, ya entiendo! Tienes razón, ¡Son enanos con aspecto de gigantes!


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed