Te añoro tanto que empieza a doler.

Duerme bien, querida.

Duerme las horas que arrebata mi mente a causa de la añoranza que mantiene.

Nunca debí dejarte marchar, mi corazón sin demora empieza a marchitar.

No estuve siempre que me necesitaste, ni hice todo lo que esperaste pero sabe que llevé a cabo todo lo que estaba en mi mano.

A veces desearía ser un desconocido, si lo fuera para que no pudieras encontrarme, devuelveme esos recuerdos que pesadillas convierto; los vivamos de nuevo y convirtamos en eternos.

Tal vez algún día seas consciente de todo el tiempo invertido intentando proseguir este camino contigo.

No debería, pero lo intentaría hasta el final de mis días; no quiero que seas un simple recuerdo, una anécdota... Ojalá seas una historia que acaba de empezar y que no pueda acabar, que forje una leyenda, ya que las leyendas; nunca mueren.