El arte de poner un preservativo

Me encanta colocar un preservativo. A muchas mujeres les resulta algo repugnante, pero a mí el juego de ponerlo supone un juego muy divertido, un prolegómeno interesante.

Un preservativo siempre hay que ponerlo sobre un pene previamente erecto, ya que si no, no se coloca bien y se puede escapar.

Y muy importante, el preservativo debe estar a mano y fuera de su funda, ya que si nos ponemos a buscarlo podemos perder la erección que nos ha costado tanto esfuerzo provocar.

Y empezamos a provocar esa erección. Lo más sencillo es acariciar suavemente los testículos con la palma de la mano y empezar a pasar la lengua por el pene, desde la base hasta el glande.

Enseguida se consigue la reacción del pene, que se va poniendo duro a base de palpitaciones. Es el momento de meterlo en la boca. Es fácil controlar la erección. Si deseamos una erección fuerte, excitante, hay que actuar desde la base, metiéndonos todo el pene en la boca y chuparlo desde la base hasta el glande absorbiendo, sintiendo como se hincha en nuestros labios.

Pero hay que tener en cuenta que si hacemos eso, la excitación es muy grande, y por tanto, el tiempo que ese pene aguantará dándonos placer antes de eyacular, será corto, por lo que no debemos actuar mucho tiempo con esa caricia.

También podemos actuar de otra manera, chupando suavemente el glande, acariciándolo con la lengua, girando los labios a su alrededor. Esta caricia provocará una suave erección y el acto será más duradero, pero la sensación de placer que podemos provocar es tan intensa que esa misma erección puede caer si abusamos de ella.

Una vez conseguido el objetivo de la erección, agarraremos el pene con la mano, por la base, y apretando, lo agitaremos suavemente.

La sensación al tacto es muy agradable. Se mostrará duro y palpitante, caliente. Es el momento de colocar el preservativo.

Una vez liberado el preservativo de su funda, lo apoyamos por el lado adecuado en el glande, que se nos muestra húmedo, oscuro, caliente, duro. Nuestra saliva lo ha lubricado además, por lo que lo podremos deslizar desplegándolo suavemente mientras cubre el glande y se extiende por el resto del miembro.

Las instrucciones recomiendan desplegarlo completamente, pero a mí me suele gustar calcular cuánto de ese pene quiero introducir dentro de mí, y desplegarlo hasta ahí.

Donde lo dejo de desplegar quedará el borde enrollado, un borde que se enrolla alrededor del pene y que tiene dos funciones importantes.

La primera para él. El resto de preservativo enrollado mantiene la erección al presionar el pene, incluso después de correrse.

La segunda, para mí. Ese borde sobresaliente acariciará mis labios internos al entrar y salir, proporcionándome un placer muy intenso, que estimulará mis orgasmos.

Ya solo queda comprobar si he realizado bien mi labor, y para ello me coloco encima de él. Enseguida sé que lo he hecho bien ya que mientras preservativo lubricado penetra perfectamente en mi sexo, su borde acaricia mis labios internos.

Me muevo haciendo fuerzas con mi vagina en ese punto, y no tarda en llegar mi orgasmo, un orgasmo que provoca el suyo, que lo siento dentro de mi sexo, con sus movimientos, con sus espasmos.

Acabado el acto, no hay que dejar que el pene se afloje con el preservativo puesto dentro de mí, por lo que con dos dedos agarro el borde del preservativo y me salgo, despacio, aprovechando los últimos estertores de mi orgasmo.

Ya solo queda retirar el preservativo, y proceder con ahínco a limpiar con mis labios y mi lengua los restos de semen de ese pene, ya más flojito después de correrse, y sobre todo más sensible, por lo que debéis tener cuidado, ya que podéis hacer daño en esa limpieza… o prolongar su placer…