Todo tiene un final, y cada final permanece escrito mucho antes de empezar la historia. Pero en ocasiones no estamos preparados para dejar que el final se aproxime.. pero lo vemos llegar, vemos como da vuelta a la esquina y nos mira desafiantes a los ojos. En el podemos observar todo aquello cuanto fuimos, cuanto pudimos ser y nunca vamos a ser.
El final muchas veces no es culpa de nadie, ni de el, ni de ella. Simplemente es el momento en que todo debe terminar.
Desde hace años, me auto proclame fajador del arduo amor. Un luchador sin miedo a que podría suceder o dejar de suceder.
Pero algo sucedió me volví un ser frío y calculador, un ser que se dedico a observar al resto de humanos desde su puta torre de marfil, lo que nunca me quise dar cuenta es que tarde o temprano la torre caería, y yo con ella.
Ahora a la altura del resto de seres que deambulan por las abarrotadas calles y a su altura, me doy cuenta de todo cuanto perdí. Y no hablo de novias, no hablo amigos. Hablo de compañeros de viaje que yo mismo pude echar de mi lado.
Tal vez si que hable de mujeres. De una, la que sin duda rompí la mayor promesa que la hice, cuya promesa realice bajo las sabanas. La prometí que no la haria daño, que no seria como los otros hombres que pasaron por su vida. Que no seria uno mas que dejaría la huella ensangrentada.
Lo siento. Sin darme cuenta erre contigo. Crei que hice las cosas bien. Que siempre fui el caballero de brillante armadura.
Tras horas sentado a la orilla de un rio, un rio donde estuvimos sentado en un tronco la ultima vez que realmente fuimos felices. Donde por un ultimo momento te vi mirarme y ver como tus ojos se iluminaban, donde me diste la mano me abrazaste e incluso me besaste. Donde todo cuanto fue, fue de verdad. Pues bien, aquí sentado me he dado cuenta que un mes después, no estamos preparados para estar juntos. Que tu no estas preparada para olvidar el pasado. Que las ultimas semanas al mirarme archivabas decepciones para no quererme mas.
Cuando todo el humo se disipe, cuando los palmeros dejen de adorarnos las píldoras, cuando por fin la obra haya finalizado, la gorda haya dejado de cantar, los aplausos del publico se esfumen, el telón baje y las luces se apaguen, bajaremos a nuestros camerinos por enrevesados pasillos llenos de cables y tuberías de algun viejo teatro.
Entonces es ahi, cuando al traspasar la puerta del camerino, cuando nos sentemos solos frente a un modesto espejo rodeado de luces. Cuando nos miremos a los ojos de nuestro propio reflejo. Es justo el momento en que nos quitaremos las armaduras, nos quitaremos las ropas. Y en una desnudez emocional, sincera y pura nos demos cuenta de todo cuando hemos perdido. Cuando la coraza este fuera y nos podamos ver bulneables. Es cuando nos daremos cuenta que las ultimas cicatrices que veamos en nuestro corazon aun ensangretadas. No son errores, si no decisiones. Y fue nuestra decision.
Y pagaría por tenerte cogida de la mano una ultima noche. Por poder abrocharte la camisa de cuadros negros y rojos. Poder acariciarte las mejillas. Susurrarte al oído que te echo de menos.
Pero ambos sabemos que no sucederá. Podría esperarte. Pero que esperas encontrar de un ser que se expuso por ti a los elementos, que cual gargola de piedra permanecio inmovil en esa misma pasarela de madera donde por ulitma vez sostuvo tu mano. No quedo nada de aquello ahora es un ser frio azotado por las inumerables tormetas y las brumas marinas de los dias de verano.
No soy quien tu esperas. Y yo ya no soy quien era.
Perdoname por romper la primera promesa que te hice, por la que se hizo bajo una sabanas. Perdoname por ello. Por que el resto de cosas a su lado no tienen sentido.
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