La magia de una canción

Resulta impresionante como una canción es capaz de llevarte a un momento exacto, uno qué creías haber borrado…o qué te presionabas a borrar.
Mis recuerdos viajaron al primer día que nos vimos, esa mañana un poco fría para estar en julio, un poco hostil para ser un día tan especial. De pronto, había viajado en el tiempo sólo para revivir ese momento.
Todo sigue intacto, nada de más, nada de menos. Recuerdo como nuestras miradas se cruzaron por primera vez, como los sentimientos comenzaban a moverse sin necesidad de palabras. Fue tan simple, tan puro. No me atrevo llamarlo “amor a primera vista”, creo que fue mucho más especial.

Para ser sincera, no te quería dentro de mi cabeza todo el día, pero cuando menos acordé, no sólo te habías robado mis pensamientos, sino también mi corazón. Contigo conocí lo que realmente es ser romántica, sin hablar de cursilerías o esas cosas que terminan hartando a cualquiera. Esas conversaciones que terminaban a altas horas de la noche, de las que nunca quería decir adiós.

Esa, nuestra canción sigue sonando incluso cuando no la tengo puesta. Pase mis noches imaginando lo que sería bailarla contigo, en medio de las estrellas, mientras me sostenías de la cintura y me apretabas cálidamente a tu cuerpo, como si temieras perderme. Las horas se me pasaban, pero no quería dejar de imaginarlo. Lo mejor era el final, cuando después de bailar lentamente, me besabas. Era inevitable no dormirme con una sonrisa.

Pero las cosas no siempre son como uno quiere.

Los malos ratos comenzaron a llegar más pronto de lo que me temía, las lágrimas ahora acompañaban mis noches. Y a pesar de todo lo malo…siempre serás esa persona que me hizo ver el amor de una forma diferente, e inevitablemente, serás las primera persona que vendrá a mi mente cuando escuche nuestra canción