Lauren, Mónica & Johannesburgo (3)

Después de un largo día de lluvias, finalmente en el cielo se comenzaban a divisar las primeras estrellas de lo que sería una agradable y templada noche. Mónica se encontraba junto a la ventana admirando en silencio el paisaje nocturno.

-¿Está todo bien?- pregunto Lauren, apareciendo por detrás de Mónica y abrazándola, ella solo le respondió con una sonrisa.

Mónica se dio vuelta, y quedo enfrentada a Lauren, las dos se miraron en silencio y sonriendo por unos momentos y luego comenzaron a besarse.

De pronto se escuchó un muy leve sonido proveniente del exterior, las dos dejaron de besarse y miraron por la ventana, luego de unos segundos Lauren salió por la puerta hacia afuera.

-Está bien, no te preocupes.- dijo suavemente y con una sonrisa Lauren, cuando noto que Mónica había tomado su mano.

Mónica soltó la mano de Lauren, y esta salió hasta el patio exterior poco iluminado de la casa, se quedó allí en silencio hasta que por detrás de la oscuridad una figura se formó, Johannesburgo apareció y se quedó parado a solo unos pocos metros de Lauren en silencio.

Johannesburgo camino lentamente hasta quedar justo enfrene a Lauren, puso su mano dentro de su chaqueta y saco un arma. Lauren no se movió ni cambio su expresión, aunque Mónica, quien se encontraba pegada a la ventana muy expectante de toda la escena se asustó bastante, aunque no dijo nada.

-Ya está hecho.- dijo Johannesburgo y Lauren tomo el arma de las manos de él.

Lauren miro el arma que tenía en sus manos, luego lo miro a él y asintió levemente con la cabeza. Johannesburgo se alejó, volviendo a desaparecer en la oscuridad de la noche.

Cuando Lauren entro a la casa, Mónica se abalanzo velozmente sobre ella, tomándola por los brazos.

-No te preocupes, ya paso todo- dijo Lauren, mientras colocaba suavemente su mano sobre el rostro de Mónica –está todo bien, te lo prometo.

Lauren abrazo a Mónica.

-Ya todo termino.- le susurro Lauren al oído a Mónica.

Finalmente esos dos horribles personajes y sus incontables y monótonas historias al fin desaparecerían por siempre. Lauren y Mónica podían estar en paz ahora, sabiendo que ellas serían las únicas que contarían historias románticas de ahora en más.