Denunciar relato
Los pies se me clavan en la tierra. El mundo me pesa sobre los hombros. La realidad que buscan mis ojos me resquebraja las costillas. Algo crece sin mesura desde dentro. Y no es el corazón.
¿Qué coño me está pasando? Maldición, me hundo.
Ni beber cerveza, ni de otros labios. Ebria de tu recuerdo, mejor. O peor; qué más da.
Ven, acércate, dime que no significo nada, que soy un número en tu negra y polvorienta lista, un recuerdo que no merece la pena recordar.
Dímelo, por favor.
Déjame el placer, la necesidad de odiarte.
Dime adiós, pero dímelo bien.
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