Locura

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Como todos los días amanecía por la mañana, aunque en realidad era mi débil conciencia la que me hacía pensar en eso, no necesitaba saber que amanecía por la mañana... Aparecieron entonces miles de pedazos de frutas volando por los aires, aunque sin alas, libres de hacer lo que quisieran hacer conmigo, salpicarme si se les antojaba. Así desperté de mi sueño, chorreado de orín. Parecía un vagabundo del hedor que despedía, y en la raja de la ropa interior se podían ver manchas marrones. Desnudo y con un olor insoportable mi perro se acercó a mi para lamerme, que extraña sensación aquella, realmente los perros son muy raros, no tienen sentido de pulcredad, te lamen aunque estes todo asqueroso. Así le lancé mi interior al perro y me fui a bañar, esperando que hubiese agua...

A la mañana siguiente pasó lo mismo, pero está vez no hedía tanto, aún así me fui a bañar pensando que olía mal y que había agua. Al entrar a la puerta del baño me transporté a otra dimensión, algo así como una dimensión del sueño, donde podía ver un montón de burbujas flotando en la nada, y en cada una de las burbujas se podía ver un sueño que antes había tenido. También había un pincel flotando en medio de la nada, lo tomé porque visitar uno de mis anteriores sueños hubiese sido aburrido.

Con pincel en mano empecé a pintar un cuadro, no hay que decir de donde saqué el lienzo, allí todo parecía ser cosa de hacer lo que quisieras y que todo se iba cumpliendo a medida que lo hacías, sin importar si tenías o no los implementos, esto se iba resolviendo como por arte de magia.

Después grabé un video extraño con un poco de gatos y lo subí a Youtube, pero me pareció medio cliché y lo borré. Hice uno donde explicaba como usar correctamente un preservativo,, me pareció más útil.

Una vez me fastidié salí del baño, afortunadamente la puerta seguía en el mismo sitio. Me fui pa el otro baño a bañarme y defecar un poco, pero nada, el jodido baño también estaba plagado de duendes, hadas, y algo así estilo el señor de los anillos. Así que le deije a Bilbo que me acompañara a hacer un viaje, el condenado hobbit no me quería acompañar, así que lo amarré a una cuerda y me lo lleve a la cima de un volcán, después lo arrojé al magma solo por fastidiarlo, pero resulta que era medio resistente a ese calor infernal, así que lo saqué con una cuchara sopera y me lo comí. A decir verdad sabía como a pollo, hubiese preferido comida china.

Cansado de tanta magia y cosas anormales me propuse tener algo muy carnal con alguna elfa. Hice una especie de reunión elfial para fornicar todos, sin alcohol y nada, todos muy cuerdos haciendo lo propio en esa reunión mística.

Ahora sí, completamente desgastado por la reunión elfial, decidí irme, pero buscaba y buscaba y nada que hallaba la puerta de salida de ese universo paralelo. Por eso me fastidié y recordé que me la podía imaginar, y hualá, apareció una puerta frente a mis narices. La abrí y quedé espantado. Era como una especie de mundo boca arriba, pero como parecía más real que este donde estaba la cruce sin dudarlo dos segundos.

Mejor que no, era un mundo gobernado por gatos. Los desgraciados se habían o¡apoderado de todo lo nuestro y ahora eramos sus mascotas, siempre supe que esos meninos se tramaban algo con su antipatía gatuna.

Así que tuve que liderar una especie de revolución perruna para sacarlos del poder. Los perros escucharon mi oratoria perruna y abrieron los ojos ante la situiación ignominiosa en la que se encontraban. Todos salieron juntos a atacar a los gatitos mientras estos dormían, y como dormían durante casi todo el día no fue muy difícil acabar con ellos. A pesar de todo quien dominó la lucha realmente fue un sabueso dormilón, que me había prometido elaborar un detallado horario gatuno para poder atacar en el momento propicio. Este sabueso era medio gay, ya que se me había declarado, pero como ya todo me parecía demasiado raro rechacé se propuesta perruna. Al caer los líderes de los gatos, un gato albino y otro negro, como el yin y el yan, todo el sistema de poder gatuno se hizo añicos y yo pude conversar por fin con un humano.

Pero todo era muy raro, sus trabajos eran geniales y nadie estaba triste, era como los teletubies o algo así. Además, la mayoría de los animales parecían más cuerdos que los propios humanos, salvo yo, cosa que me parecía desconcertante. Y habían condones sabor a hamburguesa, papitas fritas, etc. Que raro, en verdad. Eran demasiados liberales.

Por fin me salí por la aprte trasera de una vaca, para entrar tuve que buscar entre las antiguas pirámides un código para saber donde estaba la puerta de salida.

Una vez en casa saludé a mi perro y me acosté a dormir

 


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