GIMNASIO

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Hoy he terminado pronto de trabajar. Son las nueve de la noche de un martes lluvioso. No tengo ganas de encerrarme en casa pero las calles del barrio están desiertas. ¡Ya se! Me voy al gimnasio. ¡Decidido! Subo a casa cojo el bolso con ropa de deporte, cepillo del pelo, desodorante, una toalla, otra toalla...¡el gimnasio me espera! ¡viva el optimismo!

Las nueve y media. Poco tiempo me va a dar. Unos abdominales, un poco de remo, un ratito de bici. Suficiente. ¡Vaya! Está Jon de monitor. Me cae bien ¿Si me gusta? Pues... a ver. Es monitor de gimnasio. Tiene un polvo ¡qué queréis que diga! Más de una vez, su culo prieto me ha servido de inspiración para soportar aburridos ejercicios y, lo reconozco, una de mis fantasías sexuales ha sido, o es, asaltarlo en la ducha. Si, claro, es más joven que yo pero tampoco un niño. Ya tiene sus treinta y seis.

El caso es que estaba yo toda agitada y bañada en sudor, incluso, muy animada. Tanto que decidí usar una de esas máquinas que trabaja los pectorales. En esas estaba cuando se acercó Jon con su camiseta ajustada.

-Cierro ya Sara. No queda nadie más ¿Qué tal?

-Genial -contesté dándole un descarado repaso visual- Hago doce y acabo.

El tío se apoya en la máquina y se queda allí mirando.

-¡Oye! -le digo- ¿Qué haces?

-Mirarte ¿no lo ves? Tienes un buen cuerpo. Atractivo y muy sensual.

-¡Vaya, gracias! Viniendo de ti es un halago -contesto girándome para recoger la toalla.

 

Y sucede. Así, sin más. En un segundo Jon está detrás de mi, su cuerpo pegado al mío, sus brazos rodeándome. ¿Qué hago? De momento, gemir. Dejarme llevar. Un latigazo sacude mi sexo y algo más que el sudor lo inunda. Jon me arranca el top. Desnuda mis pechos. Acaricia los pezones que están duros como diamantes e introduce una mano por mi pantaloncito para encontrar fuego en mi vulva. Sus dedos la recorren y la penetran. Jadeo. Suspiro. Su pene empuja en mis nalgas. Gimo. Chillo. Aprieto mi culo contra la dura verga.

-Desnudame - le pido- Dame esa dureza. Entra en mi. Ahhhhhhhh!!!!

Arranca también el pantalón. Coloca el pene entre las nalgas y de un solo empujón recorre mi grieta hasta el final.

-¡Ohhhhhhhhhhhhhhh....!!! -gimo mordiéndome el labio.

Una descarga recorre mis entrañas. La verga de Jon entra y sale llenándome por completo. Las paredes de mi vagina la abrazan. El placer es inmenso ¡Uffffff! Me derrito. Mis jugos acuden al sexo y resbalan por los muslos. Jon me muerde la nuca. Pellizca mis pezones y empuja cada vez más rápido. No aguanto. El entorno se me nubla. La sangre abandona mi cabeza.

-¡Ahhhhhhhhh....ohhhhhhhh!!! -el grito surge de lo más profundo y, en lo que rebota en las paredes, me vacío sobre ese falo que me rompe.

-Sigue por favor. No pares -le pido- Busca tu placer.

Continúa moviéndose dentro de mi. Con una mano me acaricia las tetas y con la otra el clítoris. Lo frota con fuerza aprovechando los jugos que lo inundan. Su aliento me quema la nuca. Me estremezco. Gimo. Una nueva corriente va naciendo en mi interior.

-Para, para, paraaaaaaaaaaaaa -grito con toda mi alma mientras estallo en un nuevo orgasmo. 

Sale de mi. Me toma en brazos y me lleva a la ducha. Se desnuda. El agua y el jabón corren por nuestros cuerpos. Tengo su verga en mi mano. Tiesa. Dura. La acaricio con ansia durante un rato y con más ansia aún, me agacho y la tomo en la boca. Jon se deja hacer. Gime. Tiembla. Verle así aumenta mi excitación y mi goce. Sujeta mi cabeza con sus manos dirigiendo mis movimientos. Succiono, lamo, beso, rasco suavemente con los dientes...

-¡Ahhhhhhhh! -gime- No podré aguantarlo.

Busco sus ojos. Mi lengua se entretiene en el.orificio del glande.

-Sa...sa...saaaaraaaaaaaaaaaaaaa...-balbucea.

La introduzco toda en mi boca. Mi vulva vuelve a estar muy mojada. Gime. Tensa hasta lo imposible los músculos de sus piernas. Su pene se agita en mi boca. La retiro justo en el momento en que surge de ella un chorro blanco y espeso que cae sobre mi piel. Le siguen otros dos... tres, más débiles y un suave reguero que corre por el interior de mis muslos. Le queda una gota en el glande. Temblorosa, la recojo con la punta de la lengua y la saboreo.

-Ummmmmmmm... no está mal -le digo- Nada mal.

Acabamos de ducharnos, nos vestimos y nos vamos. En la salida está la novia de Jon esperándole. La saludo con un gesto de la mano y me voy a casa.

AlmezaR.2015©del blog: pielyplacer.blogspot.com


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