Él...

Llevaba mucho tiempo esperando aquella noche. Había decidido declararse a la chica de la que llevaba meses enamorado. El tiempo no pasaba pero tenía que esperar hasta las diez y media para verla. Necesitaba mirarla, oír su risa y decírselo, ya no aguantaba más. Se habían hecho muy amigos desde que ella fue a estudiar allí. De eso habían pasado ya unos meses. Ella tenía unos preciosos ojos marrones y su cuerpo le volvía loco. No aguantaba más. Miró el reloj y eran las diez ¡por fin!. Se miró una vez más en el espejo y ensayando su discurso salió de casa. Cuando llegó delante de la puerta del apartamento de su amiga eran justo las diez y media. Estaba nervioso y eso que él no se ponía nervioso con nada. Llamó y esperó. De repente se abrió la puerta y Ella aparecio. Estaba preciosa, como siempre. Se quedó embobado unos segundos con su cuerpo y lo guapa que es hasta que por fin entró sin decir nada. Quería decirle que estaba perfecta pero no pudo. Normalmente le decia que estaba preciosa pero no podía, a duras penas podía aguantarse las ganas de abalanzarse sobre ella y besarla. Cuando entró todos estaban alli, incluida Paula. Paula era su exnovia, sinceramente nunca supo por que salió con ella ya que nunca estuvo enamorado pero cuando ella se lo pidió dijo que si.