Nos empeñamos en comparar la muerte con un sueño, aunque todos sabes que ese sueño no tiene nada de fantástico, ni es algo que vaya a acabar, un sueño no te trasmite ese olor putrefacto ni esa sensación de frialdad inerte.
Por desgracia hay gente que conoce esa dama llamada muerte demasiado pronto, yo la conocí cuando tenia unos cinco o seis años, fatídico día en el cual yo me despedí de mi padre con la frase que nunca e vuelto a pronunciar.
Mi padre, un alcohólico de unos 27 años, subió a su moto una tarde después de haber estado bebiendo unas cervezas con su hermano, él le siguió de cerca con la suya, antes de irse le dije:
-Papá, traeme un regalito vale- el no contesto, así que me es muy difícil recordar sus ultimas palabras, lo que mas me duele es no poder haberle dicho nada bonito, de mis labios solo salio una demanda, supongo que era porque nunca imagine que no volvería a hablar con él.
Recuerdo vagamente que aquel día jugué un poco con mi primo y luego me acosté en la cama de mis padres, pero recuerdo claramente ver el atardecer desde un bordillo de obra que había a la entrada de la aquel chalet.
Mi madre era ajena a todo esto ya que ella había emigrado España, el plan era irnos pocos meces después, ella se encargo de buscarnos un hogar y un futuro en ese país que ofrecía un montón de oportunidades, las cuales se irían al trate año tras año.
Supongo que dormí plácidamente como solía hacer cuando era pequeño, en esa época en la cual nunca había problemas, en la cual por muy feas que fuesen las circunstancias, siempre encontrábamos la forma de alegrarlo, esa época que se que no volverá.
No recuerdo la hora exacta de los echos que acaecieron esa noche ,solo recuerdo el tacto húmedo de la sangre, recuerdo que la habitación de mis padres apestaba a esa olor ferroso de la sangre.
Me incorpore y vi la almohada empapada en sangre me puse a buscar el origen de aquella hemorragia, por desgracia para mi infancia la encontré vi el cuerpo de mi padre desangrándose a mi lado ,tenia los ojos serados y la cabeza empapada en sangre, nunca había visto tanta , mi primer impulso fue intentar reanimar el cuerpo en coma de mi padre medio muerto
-Papá despierta ,papá despierta, despierta papá, por favor despierta -gritaba una y otra ves en la oscuridad de la noche, sin saber como podía hacer que mi padre se levantase y me abrazara, mi abuela entro en la habitación y me aparto a rastras del cuerpo de mi padre, grite asta quedarme afónico, llore asta quedarme dormido,dormí asta que la imagen de mi padre como un rayo cruzaba mi mente.
Días después pregunte por mi padre y me dijeron que estaba trabajando, días después me dijeron que se había ido de viaje de negocios, paseo tiempo sin saber nada de él asta que un día ingenuo de mi dije a una profesora :
-Sabe señorita tengo la sensación de que hoy vendrá mi padre a recogerme- ella ante mis palabras no pudo evitar abrazarme y decirme -tu padre esta muerto, lo siento yo no no recuerdo si llore si me nege, no recuerdo que hice pero recuerdo que la rabia de la mentira me armo de valor para preguntar a mi abuela :
-¿Mi padre esta muerto verdad?- dije mirándola fijamente a los ojos con miedo a la respuesta que en el fondo ya sabia pero deseaba con todas mi fuerzas equivocarme.
Desgraciadamente no erre los días pasaban convirtiéndose en mese asta que un día regreso mi madre con ella fui a visitar por primera vez la tumba de mi padre, pasado varios años de aquello descubrí la verdad sobre la muerte mi padre , había sido embestido por un autobús cuando iba con la moto, no llevaba casco, se abrió el cráneo contra una acera, estuvo en como varios meses asta que un día se fue, su cuerpo no pudo seguir luchando y murió
A día de hoy no recuerdo a mi padre, pero muchas noche revivo la rabia en la boca del estomago, esa rabia que se creo por las mentiras de mi propia familia .
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