Los tres cerditos (Versión Nitro) 1
Erase que se era cuando se era lo que se es, en un lugar perdido y remoto y en otro plano de la infinita realidad, la historia de los tres cerditos. No eran hermanos ni nada, pero sí que eran coleguitas y se cargaban unos copazos el fin de semana.
El primer cerdito se llama: Mariano Tocino. Típico cerdo de clase obrera desinformado y desconectado de la realidad que, a pesar de ser autónomo, vota a la derecha, aun siendo los autónomos posiblemente la clase más castigada por partidos políticos dirigidos por gente de educación privada que, probablemente no ha pisado la calle en su vida, y por lo tanto no conoce el mundo real. Típico cerdo facha. He de matizar, que cuando digo típico cerdo, no digo cerdo como insulto, ya que esta historia sucede en un mundo alternativo donde habitan cerdos y otros animales bípedos en lugar de humanos. El caso es que, a pesar de tener que pagar al mes una cuota abusiva que a menudo supera sus ganancias, a pesar de vivir en una casa echa de paja, fruto del abuso que en su momento se pegaron las inmobiliarias amparadas por la ley del mismo partido, los continúa votando. Para él, ser un cerdito facha, es más importante que luchar por cambiar las cosa. Y en fin… después de todo, como se suele decir, de tal palo tal astilla, y su padre era un chorizo. Que se le va a hacer, pero bueno, si pensasteis que el cuento iba sobre política, estáis muy equivocados, a Mariano Tocino lo mataron. Lo mató el lobo metafórico de la expropiación de terrenos por parte de su amado gobierno. Resulta que su casa entorpecía el paso de una nueva autopista, así que le dieron 3000 euros y lo dejaron en la calle. 3000 euros que invirtió en una mochila y un montón de piedras para bucear a pelo en el pantano.
Eso nos deja con dos cerditos más, el primero de ellos se llama: Juanito Morcilla. Es un cerdito de clase media acomodada que vive en una casa de ladrillos, lo normal. El señor Morcilla es un cerdito corriente, no busca nada de la vida que no sea lo que todos los cerditos buscan. Una casa donde vivir, que ya la tiene, un trabajo estable, que ya tiene, un buen coche, que ya tiene, y una cerda con la que compartir su vida. Vuelvo a matizar en el hecho de que estamos en un mundo de animales bípedos. El otro cerdito es un tanto diferente. su nombre es: Eduardo. Eduardo Ernesto Martín. Os esperabais un apellido como Jamón o Mortadela, ¿verdad? Pues no, se siente. El señor Martín vive en una casita de madera muy humilde, y cuando digo que el señor Martín es un cerdito diferente, no quiero decir que como cada cerdo no quisiera una casa, un coche y una compañera cerda, más bien quería decir que a Eduardo no le entusiasmaba la idea de trabajar toda su vida para una empresa, pues un trabajo estable haría de su vida un chasco, ya que es un cerdo con sueños y esperanzas por las que lucha cada día. Eduardo siempre quiso ser cantante de country, incluso tiene su propio grupo con el que ensaya cada semana formado también por un burro, un gallo tomatero y un armadillo. También es aficionado a la pintura, ya que había estudiado bellas artes, pero a pesar de haber expuesto en multitud de salas, no puede vivir de ello. Y por supuesto le encanta mantenerse en forma, así que sale a correr por el bosque cada día tras el trabajo, porque a pesar de que no le entusiasmase trabajar para una empresa, tiene que comer y pagarse el bebercio.
Continuará.
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